Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser Su Santo Nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de Sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.
¡Aleluya! Oh alma mía, alaba al SEÑOR. Salmos 146:1