“Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: “Cómprame ahora la heredad que está en Anatot, en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia y a ti corresponde el rescate; cómprala para ti”. Entonces conocí que era palabra de Jehová” (Jeremías 32:8). Los pensamientos del Señor, no son nuestros pensamientos; ni Sus Caminos nuestros caminos. Dios es Dios, y no hay nada difícil para Él. Dios concede las peticiones de nuestros corazones, de acuerdo al plan que Él tiene para cada uno de nosotros. Así lo hizo con el profeta Jeremías. Su respuesta fue rápida, pues el significado de la palabra Anatot significa “respuestas a las oraciones.”
La palabra del Señor nunca llegan tarde ni sus promesas tampoco. Dios contestarás tus peticiones a Su tiempo, solo espera por fe en el nombre de Jesús. La situación de Jeremías es una que nos pasa a diario. Cada día tenemos que tomar decisiones donde en ocasiones no las entendemos, pero son parte del plan que Dios tiene trazado para cada uno de Sus hijos. Muchas de esas decisiones pueden pasar en momentos difíciles de nuestras vidas, donde debemos solamente depender del poder de Dios. Dios le dijo a Jeremías por medio de una revelación, que comprara su heredad porque tenía derecho a ella.
Dios visitó a jeremías en momentos y difíciles; él se encontraba preso en la cárcel del patio del rey. Me puedo imaginar a Jeremías buscando salidas para su situación. Verdaderamente Dios tenía un plan grande para Jeremías como lo tiene contigo. Bajo estas circunstancias, el Señor continuaba hablándole a Jeremías para bendecirlo. Aun con los vientos en contra, aun en medio de la tormenta y preso en la cárcel; Dios estaba con Jeremías. En estas situaciones, lo primero que nos llega a la mente es que Dios va ayudar a Jeremías para sacarlo de la cárcel y pelear por su libertad como lo hizo con Pablo y Silas. Dios no le habló de su libertad más bien se puso a negociar con Jeremías para la compra de su heredad.
Es ahí donde nos damos cuenta que las bendiciones del Señor son completas. Cuando nos enfocamos y buscamos a Dios primero, todas las cosas vendrán por añadiduras. Dios le reveló a Jeremías que él debía clamar su herencia. Jeremías confió y obedeció en Dios por fe, aun teniendo conocimiento de que en la ciudad donde compró la heredad, iba ser destruida por los caldeos. Imagínate que Dios te diga ahora “Clama tu heredad y cómprala,” aun sabiendo que el lugar de la heredad, va a ser atacada y destruida. ¿Invertirías? Esa pregunta le hizo Jeremías a Jehová, mas Él le contestó: “Yo soy Jehová, Dios de todo ser viviente, ¿acaso hay algo que sea difícil para mí? (Jeremías 32:27).
Los planes de Dios para cada uno de sus hijos son pactos eternos para nuestro bienestar. Dios tiene bendiciones almacenadas para todos sus hijos; aquellos que andan en justicia y hacen lo que le agrada a Él. Muchos hijos de Dios andan con temor por los problemas de la recesión; mas poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (2 Corintios 9:8). “Amado, yo deseo que tú seas prosperado (a), en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 1:2).
Clama tu heredad, clama tus sueños aunque vea las cosas difíciles a tu alrededor, no pare de clamar lo que te pertenece; pues es propósito del Señor que reclame lo que es tuyo. Dios utiliza situaciones para ver a quién vamos a clamar. En medio de la circunstancia, Dios nos brinda un brillo de esperanza para bendecirnos y decirnos: ¿Acaso hay algo que sea difícil para mí? Clama tu heredad por fe; en el nombre del Padre; del Hijo; y del Espíritu Santo de Dios. Sé que hay momentos que te encuentra preso (a) en la cárcel del miedo. Puedas que te encuentres preso (a) en la cárcel de las drogas o quizás estés preso (a) en la pornografía y en los deleites pecaminosos de la carne.
Probablemente te encuentra encarcelado (a) como Jeremías en medio de cuatros paredes. Cualquiera que sea tu esclavitud, déjame decirte que Dios te da la oportunidad para que clame tu heredad en el nombre de Jesús. Me dirás: son muchos mis pecados; más te diré que Dios vino para salvar a los pecadores y su amor por ti cubrirá multitud de pecados si te decide a confiar plenamente en Él y en Su palabra. El Señor quiere libertarte hoy y sacarte de esa esclavitud que te tiene encarcelada (o) por mucho tiempo. Dios le hizo una propuesta a Jeremías en la cárcel de esperanza y bienestar para su futuro. De igual manera Dios te la propone hoy; Dios no solamente te brinda la libertad, también te regala el plan de salvación para tu vida.
Decídete a buscarlo hoy y verás cómo Él cambiará tu situación rápidamente, como lo hizo con Jeremías en la cárcel. Medita en estas palabras que el Señor te ofrece hoy, Él te está dando la oportunidad para que te vaya bien y empiece una vida restaurada en Cristo. Si te decidiste, repite conmigo esta oración; que serás de bendición para tu vida. Cuando la lea, lee con entendimiento, abre tu corazón al Señor; dile que lo ama, y que te perdone. Humíllate ante Su presencia con un corazón arrepentido. Dios jamás despreciará a un corazón humillado.
Aceptar a Jesús como tu Salvador espiritual significa las puertas abiertas para tu destino. Sin la guía de Él, no podrás llegar a la meta final. Cuando tú acepta a Jesús como tu salvador personal, y comienza a buscarlo en espíritu y en verdad con todo tu corazón diariamente; Él empezará a revelar su propósito para tu vida. Jesús es el camino la verdad y la vida. Si te has decidido a buscar de Dios y de su palabra, repite esta oración conmigo, te aseguro que todo cambiará en tu vida. Clama tus sueños, clama tus metas y visiones; clama tu heredad y preséntasela a Dios en el nombre del Padre del Hijo, y del Espíritu Santo de Dios. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que fueres. Josué 1:9
Señor Jesucristo, vengo a Ti así como soy, un pecador (a) me arrepiento, perdóname de todos mis pecados, límpiame de toda maldad. Perdono a todos los que me han hecho daño, renuncio a Satanás, y ha todas sus mentiras. Reconozco que eres el Hijo de Dios, y que moriste por mí, pero resucitaste al tercer día. Señor me entrego a Ti por completo. Entra a mi corazón, te acepto como mi Señor y Salvador. Hazme la persona que tú quieres que yo sea, sana mi cuerpo, alma y espíritu. Cúbreme con Tu preciosa sangre. Escribe mi nombre en el Libro de la Vida, y lléname con tu Espíritu Santo. Gracias Señor por salvarme, gracias por hacerme una criatura nueva de Ti. en el nombre de Jesucristo Amén.
Si decidiste convertirte en un cristiano en el día de hoy, bienvenido a la familia de Dios. Ahora, como una forma de crecer más en Dios, comparte tu experiencia con otras personas de tu nueva fe en Cristo. Bautízate como lo ordenó Cristo. Pasa tiempo con Dios cada día, simplemente desarrolla el hábito diario de orar y leer su Palabra. Pídele a Dios que incremente tu fe y te de comprensión de su palabra; aplícala en tu diario vivir. Encuentra una iglesia local en la que puedas adorar a Dios.