La Olimpiada se acerca en este verano y esta vez se efectuará en Brazil, Rio de Janeiro. Este evento tan importante para un atleta, se celebra cada cuatro años y para esta hora, ya todos deben de estar preparados. Ya se acerca la hora cero, el que no se preparó se va a buscar un problema.
Todos los que practican un deporte saben muy bien que para obtener los logros y las metas deben pasar por un sinnúmero de ejercicios físicos para estar en forma al momento de la competencia. El ahínco de cada atleta es ganar la carrera, por consiguiente, los entrenamientos son extensos y muy agotadores. De igual manera, en la Carrera espiritual, los creyentes debemos de estar preparados y firmes en la fe, porque el Gran Evento de la Venida de Cristo viene Pronto.
El apóstol Pablo corrió su Carrera y la terminó con grandes galardones tanto en la tierra como en el cielo. Después de su conversión, el apóstol Pablo fue un atleta de fe y supo cómo correr la Carrera de la fe. Él utilizó muchas Técnicas y Estrategias durante su Entrenamiento entre las cuales nos brinda algunas para que las utilicemos. De acuerdo a la palabra en 1 Corintios 9:26-27 el apóstol nos enseña cinco pasos de cómo corrió la Carrera de la fe y nos dice:
“Así que, yo de esta manera corro”
1. No como a la ventura; de esta manera peleo: Es tener un plan concreto basado al plan establecido por Dios para tu vida. En los planes del Señor hay dominio propio. Un atleta con dominio propio se disciplina y sabe muy bien lo que anhela y se esfuerza sin miedo para obtenerlo. El atleta que se ejercita en el dominio propio, se aleja del pecado por temor a Dios y corre la Carrera con la confianza de que Dios siempre está a su lado. El atleta no tiene que correr a la ventura o sea a la suerte puesto que se ha entrenado para la Carrera. Cuando se corre a la aventura, se corre con suerte, y Dios no es un Dios de suerte; Él es un Dios de Propósitos, promesas y bendición.
2. No como quien golpea el aire: Correr golpeando el aire significa correr sin un plan y sin una meta establecida. Un atleta guerrero de Dios no corre sin rumbo y sin dirección y nunca corre a lo loco. Debemos reconocer que cada paso que damos, deben ser marcados por medio del Espíritu Santo quien nos dirige. Él siempre nos guiará al camino que debemos caminar. Cuando obedecemos y somos dirigidos por medio del Espíritu Santo de Dios, nunca andaremos perdidos. Nosotros somos la barca y Dios es nuestro Capitán, Él es quien dirige nuestro timón y bajo Su dirección llegaremos a puertos seguros.
3. Golpeo mi cuerpo: Esto significa que, así como los atletas en su duro entrenamiento sufren dolores en su cuerpo, el apóstol Pablo nos dice que él obligó a que su cuerpo le sirva. En su ministerio, Pablo sufrió muchas penalidades, pero continúo su Carrera en medio de su dolor y sufrimiento para llegar a la Meta. La diferencia entre Pablo y los demás atletas, era que Pablo se enfocó más en la piedad en vez del ejercicio corporal. Los ejercicios corporales son los que se desarrollan para fortalecer el cuerpo y esto conlleva mucho tiempo y mucha dedicación. En cambio, la piedad es la devoción a Dios, es una virtud inspirada a los negocios del Señor. La piedad se compadece por el prójimo y le dedica tiempo por amor a Dios. El apóstol no le interesaba en lo mínimos el ejercicio corporal y lo catalogó como no provechoso, pero asemejó la carrera de Dios a los entrenamientos de un atleta que se prepara para la gran carrera.
“porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Timoteo 4:8 (RVR1960).
Todo tiene su tiempo y todo pasa, debo admitir que el deporte para mí fue una bendición de Dios puesto que, por medio de éste, viajé por muchos países y logré muchos éxitos. El otro día, estaba limpiando mi habitación, y en una caja de recuerdos, encontré todas mis medallas. La miraba cada una y cada una me transportaba a ese momento tan espectacular e importante para mí. Era como si me trasladaba a ese tiempo de entrenamiento y a la eliminatoria para ese evento atlético. El afán por obtener la medalla del primer lugar era mi objetivo en cada competencia. Ver mis medallas en la caja de recuerdo, sentí una nostalgia llegando a entender que todo tiene su tiempo debajo del sol. Lo más significativo para mí, fue que por medio del deporte me acerqué a la Carrera más grande, la Carrera de Cristo, esa ha sido mi gran ganancia. El objetivo de Pablo no estaba concentrado en lo terrenal, sino en lo espiritual estimando las demás cosas como basura. “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”.
4. Obligo a mi cuerpo a que me sirva: Hay un dicho muy famoso entre los americanos que dice “no pain, no game” que es traducido en español como “ningún dolor ningún juego”. Este dicho tan popular significa que en la vida nada viene fácil y hay que trabajar duro y empujar a sí mismo para llegar a donde usted quiere llegar en la vida, aunque a veces pueda que resulte muy duro. El atleta sabe muy bien que sin dolor no podrá obtener el premio, la medalla o el trofeo. Los atletas que se esfuerzan sufren en sus entrenamientos, de igual manera, los creyentes en la Carrera de la Fe pasamos muchas tribulaciones, pero hasta aquí nos ha traído el Señor. Él es nuestro Entrenador por excelencia y nos ha prometido entrenarnos bien para la Carrera.
5. Y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado:
Durante su caminar, el apóstol no se paró en medio de la Carrera más bien prosiguió la Carrera para llevar frutos. Después de haber pasado por un largo y duro entrenamiento, el pecado no tenía lugar en la vida de Pablo. Él se cuidó hasta el final para no ser descalificado. Pablo corrió bien su Carrera, él no dio motivo para ser descalificado. Jesús viene pronto, su Venida se acerca y como Corredores de la Fe, es necesario vivir una vida libre de anabólico espiritual que puedan alterar o comprometer nuestra fe. Es necesario vivir una vida libre de contiendas y berrinches, libres de intrigas y chismes, libre de altanería y vanagloria, libre de toda inmundicia no aprobada por Dios. LIBRE DE PECADOS. Cada día vemos atletas muy famosos y con un próspero porvenir, pero por estar jugando sucio y alterando sus cuerpos, tristemente son descalificados. Un día el Señor vendrá a buscar a Sus Corredores que han corrido la Carrera de la Fe con sinceridad y dignidad. Debemos de luchar cada día para defender nuestros puestos, el puesto que Dios legalmente nos ha dado. No nos envolvamos con el mundo, más bien comprometámonos con Dios.
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la Carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la Fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la Cruz, menospreciando el oprobio, y Se Sentó a la Diestra del Trono de Dios.” Hebreos 12:1-2
¡Hay que pelear en oración para obtener el Galardón!
Padre Eterno, Padre Celestial, ayúdanos cada día a cómo correr la Carrera transparentemente y sin ninguna alteración que pueda comprometer mi fe. En el nombre de Jesús. Amén.
Escrito por: BV Flores
www.ministeriosdesanidad.org