“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2).
Dios no nos dejará huérfano, Él nos promete estar con nosotros en todo momento de nuestras vidas. Su palabra no se retrasa; pues Él siempre llega a tiempo. Es cierto que es necesario que pasemos por pruebas, pero Dios nos dará la forma de pasarlas si nos mantenemos con la mirada puesta en Él.
Pedro caminó sobre las aguas, mientras decidió fijar su mirada en Jesús. La fe de Pedro fue una fe arrebatadora, una fe de valentía. No me critiquen a Pedro porque se hundía en las aguas, pues él en su condición humana le dio miedo cuando vio las olas y la tormenta.
A todos en algún momento de nuestras vidas nos ha dado miedo, está en nosotros qué vamos a hacer con el miedo, si nos vamos a dejar hundir, o vamos a clamar por la ayuda de Dios. Pedro optó por clamar a Jesús.
Él no se consumió en el miedo más bien clamó al Señor en busca de ayuda. Pedro reconoció que le dio miedo al momento que le llegó el temor a su mente. El miedo paraliza, y nos aleja de la fe.
Una mente de miedo, es una mente que solo se fija en lo natural y no en lo sobrenatural. Una mente llena de miedo es aquella que carece de fe y quita la mirada en Jesús.
Muchas veces quitamos nuestras miradas en Jesús especialmente cuando las tormentas y los problemas nos arropan, mas cuando clamamos al Padre celestial, Él extiende Su mano poderosa para rescatarnos y sacarnos a flote.
Jesús llegó a tiempo cuando Pedro se hundía en las aguas, de igual forma lo hará contigo. Mantén tu mirada fija en Él por fe y sin dudar.
Pedro pasó por las aguas y Daniel pasó por el fuego, ¿Por dónde estás pasando tú?
“cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas”. Estas promesas del Señor significan que Él no te dejará huérfano (a) en tiempo de necesidad.
Pedro miró el problema y entraron las dudas en él, por esa causa su fe fue debilitada. Aun con las dudas y su falta de fe, él no se quedó ahí, más bien clamó a Jesús en momentos de angustias. Era necesario que Pedro pasara por esa prueba porque el Señor tenía planes grandes y maravillosos para su vida y para la Gran Comisión del evangelio.
El Señor Jesucristo no permitirá que tu prueba sea larga “Porque un momento será su ira, Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría” (Salmos 30:5).
Pasar por el fuego y pasar por las aguas requiere un grado de fe. Así como Pedro, Daniel también fue probado. Daniel mantuvo su mirada y confianza en Jesús, aun sabiendo lo que le esperaba, él se mantuvo fiel a no adorar a otros dioses y confiar plenamente en Su Padre Celestial.
Daniel decidió confiar en el Señor poniendo su fe en acción cuando dijo: “Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de su majestad, pero aún si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos sus dioses ni adoraremos su estatua” (Daniel 3:17-18).
No hay por qué temer, Jesús nos ha dado una gran promesa y tenemos que creerla. Dios te promete que aunque ande en valle de sombra de muerte, No temerás mal alguno, porque Él estarás contigo; Pues a sus ángeles mandará cerca de ti, para que guarden todos tus caminos.
Quizás estás pasando por algunas pruebas y no encuentra la solución. Te acuesta con el problema y te levanta con el problema porque solamente ha puesto la mirada en tu necesidad. Hoy el Señor Jesucristo te ofrece algo mejor que solucionará tus problemas con tan solo poner tu mirada fija en Él.
No te concentre en la tormenta, concéntrate en la resolución que Cristo hará para ti hoy. La mano de Dios está sobre ti, Él está al control de tus problemas y tus necesidades; solo confía en Él.
Esa confianza te hará crecer y a la misma vez te elevarán a niveles espirituales de fe como nunca antes. Vendrán las pruebas y vivirás confiado (a) que el todopoderoso; Jehová de los ejércitos estará contigo. Una vez puesta tu mirada en Él, Pasarás por el fuego y por las aguas, y saldrá victorioso (a).
Oración: Señor Jesucristo gracias por el sacrificio que Tú hiciste por mí en la cruz del calvario. Gracias por tu amor y tu misericordia, tuyo es el poder y la gloria por siempre. Señor perdóname todos mis pecados y enséñame a confiar y depender en ti a tiempo y fuera de tiempo.
Señor auméntame la fe para confiar más en tu palabra, especialmente en los momentos difíciles. Gracias por estar a mi lado cuando más lo he necesitado. Señor lo que yo veo grande, para Ti es como nada; pues no hay nada difícil para Ti oh Señor, no hay nadie como Tú. Amén.
Bendiciones.
gracias a Dios por hacerme ver que está conmigo.. (: mediante el, sé que puedo estar seguro en su amor… GRACIAS, MI SEÑOR DIOS, por amarme tanto, asi como soy.. 🙂