“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios” (Proverbios 4:23-24) (Reina-Valera 1960).
La palabra guardar es definida por el diccionario de la lengua española como Tener cuidado de algo, vigilarlo y defenderlo, Poner algo donde esté seguro, Preservar algo del daño que le puede sobrevenir, Impedir, evitar, para advertir y avisar a alguien que se aparte del peligro que le amenaza.
Hoy el Señor nos manda a que todos guardemos nuestros corazones porque de él mana la vida. Jesús hoy nos exhorta a que nos alejemos de palabras deshonesta que corrompe el corazón. El Señor nos demanda guardar nuestro corazón como un tesoro muy valioso.
Si no guardamos nuestros corazones le abrimos las puertas al enemigo para que haga y deshaga de nuestras vidas. En ese descuido, estamos expuestos a las contiendas, a las palabras deshonestas y de mal gusto. Cuando no guardamos nuestros corazones, nos alejamos de Dios. Cuando no guardamos nuestros corazones, andamos en desobediencia con Dios.
Es ahí donde Satanás entra para rematar con resentimientos, peleas, contiendas, chismes, desunión en la familia, iras, celos, y toda destrucción producida por el maligno. Todas esas inmundicias de pecado hacen raíz en el corazón. Dios es un Dios misericordioso, Él es todo amor y compasión, Su mayor deseo es no vernos perecer en el lago de maldad.
Hoy el Señor te pide tu corazón para transformarlo y llenarlo de vida. “Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26).
Hoy el Señor nos pide nuestros corazones, no importa como estén pues Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miqueas 7:19).
El Señor te está tocando la puerta hoy, está de tu parte si le quiere abrir. El Señor Jesucristo no entrará si tú no le abre la puerta, pues Él es caballeroso y tiene educación, en cambio Satanás no tiene educación y se mete sin ser invitado.
La puerta de la que te estoy hablando es la puerta de tu corazón y el Señor te la está tocando hoy para llenarte de vida. No te demores en abrirle.
Es necesario guardar nuestros corazones porque un día, cada uno de nosotros dará cuenta al Señor por la forma como hablamos.
Que nuestras palabras sean sazonadas con las palabras de Dios, que sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío” (Sal 19.14).
Que nuestras palabras sean de buen gusto y que ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes (Efesios 4:29). Si te encuentra esclavo (a) de la iniquidad de tus labios o sea de palabras deshonesta, chismes, murmuraciones, y toda palabra que no es agradable a Dios, es tiempo de guardar tu corazón porque de el mana la vida.
Toda murmuración, chismes, e hipocresía dirigen a las personas hacia la esclavitud del pecado. Tenemos que ser libertados y transformados por el amor de Cristo, Él tiene el poder para obrar en nosotros un corazón nuevo que produzca palabras que le honren a Él y ayuden a quienes las escuchan.
Guarda tu corazón y aparta de ti la perversidad de tu boca. En nuestras vidas, intencionalmente o quizás sin darnos cuentas, hemos ofendido a alguien con palabras de forma groseras, tal vez hemos hablado palabras en contra de esa persona, o hemos usado palabras con altivez y orgullo.
Hoy es el momento en el cual debemos cambiar nuestras vidas por medio del arrepentimiento y del perdón, procediendo así, somos libres en el nombre de Jesús.
Amantísimo Padre Celestial en esta hora vengo ante Tu presencia para darte las gracias por el sacrificio que hiciste por mí en la Cruz del Calvario. No merezco ese sacrificio, pero lo hiciste por amor a mí. Gracias Padre.
Señor Jesús te pido perdón por todos mis pecados y errores cometidos por mis labios. Guíame a tu perfección cada día. Que mis labios solo sirvan para adorarte, bendecirte y para edificación de mis hermanos. Que estén siempre dirigidos y guardados para ti.
Señor enséñame a guardar cada día mi corazón para agradarte a ti. Ayúdame a guardarlo pues te pertenece. Hoy me declaro libre en el nombre de Jesús, soy renovada y restaurada porque le he entregado mi corazón a Jesús.
Señor guarda mi lengua del mal, y mis labios de hablar engaño, que sea un pacto útil para honrarte, quiero ser testimonio de tu gracia, y delicia a tu diestra. Amén.
Si no les ha dado tu vida al Señor como el Salvador espiritual de tu vida, te invito a que busque de Jesús; en Él encontrarás tu sanidad. Padre celestial, reconozco que soy pecador(a).
Me arrepiento de mis pecados. Creo que Jesucristo murió por mis pecados, que resucitó al tercer día y vive para siempre. Creo que Jesús es el Hijo de Dios. Abro la puerta de mi corazón y de mi vida, y lo recibo como mi Salvador.
Deseo que Él sea el Señor de mi vida. Gracias por salvarme y sanarme, en el nombre de Jesús, amén.
Si decidiste convertirte en un cristiano en el día de hoy, bienvenido a la familia de Dios. Ahora, como una forma de crecer más en Su Palabra.
Comparte tu experiencia con otras personas de tu nueva fe en Cristo. Bautízate como lo ordenó Cristo.
Pasa tiempo con Dios cada día, simplemente desarrolla el hábito diario de orar y leer su Palabra.
Pídele a Dios que incremente tu fe y te de comprensión de su palabra; aplícala en tu diario vivir. Encuentra una iglesia local en la que puedas adorar a Dios.
Bendiciones
La verdad es una enseñanza muy padre mas que nada yo creo que para los jóvenes ya que creo que uno de verdad empiesa a valorar su vida y se da cuenta que sin dios la vida no vale la pena para nada sin nuestro señor Jesucristo creo que lo mejor que se deve de hacer es luchar y salir adelante