Aunque te encuentres afligido, cansado y enfermo, recuerdas que el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y Jacob, es el mismo de ayer, hoy y para siempre. Él es el mismo Dios que levantó a los paralíticos, sanó a la mujer del flujo de sangre, resucitó a Lázaro, fortificó a la suegra de Pedro, curó a los leprosos y sanó a la hija de Jairo. Sus obras Milagrosas nunca fueron limitadas, cuando daba la Palabra, la multitud recibía sanidad. Su Palabra cobraba vida en los enfermos y ellos se sanaban. ¡Él es un Dios de Milagros!
Dios tiene el poder para realizar Milagros en estos tiempos si así lo crees. La sanidad se activa por medio de la Palabra de Dios declarada por fe. La fe proviene de Dios y Él la activa en nosotros cuando se la pedimos. ¡Cuán Grande es mi Dios!
Dios nunca cambia, Él es el mismo de ayer, de hoy y para siempre.
Él es el mismo Dios que tiene el poder de sanar tus heridas, como también tus enfermedades. Solo cree por fe, pues es la fe que rompe toda cadena y activa a que te recuperes. ¡Él es un Dios de Milagros!
Hoy el Señor viene a sanar tu cuerpo físico, restaurar tu quebrantado corazón y vendar tus heridas. Si así lo cree, te invito a leer por fe y creyendo lo que estás leyendo. He aquí estas palabras de promesas que Dios te brinda paran que reciba tu sanidad. El Señor te dice en este día:
“Porque Yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas–declara el SEÑOR– “porque te han llamado desechada, diciendo: `Esta es Sion, nadie se preocupa por ella.’
“He aquí que Yo le hago subir sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad”.
Y dijo: Si escuchas atentamente la voz del SEÑOR tu Dios, y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus Mandamientos, y guardas todos sus Estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque Yo, el SEÑOR, Soy tu Sanador.
El SEÑOR lo sostendrá en su lecho de enfermo; en su enfermedad, restaurarás su salud.
Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias;
Jehová Dios mío, a Ti clamé, y me sanaste. Salmos 30:2
-“Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados.”
Jeremías 33:6/ Jeremías 30:17/ Éxodo 15:26/ Salmos 41:3/ Salmos 103:3/ Isaías 53:5
Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo, te doy gracias por los Milagros que Tú puedes hacer en nosotros. Hoy me agarro de la fe para recibir mi Milagro. Creo en Ti Señor, deposito todas mis cargas a Ti oh Dios. Reconozco que Tú eres el Doctor de doctores y Tú eres quien da el Último Reporte. Te creo Padre. Gracias por sanarme y restaurarme, te creo Señor. ¡En el Nombre de Jesús recibo sanidad! ¡Amén y Amén!
Padre mío y Dios mío, gracias. ¡Tú eres un Dios de Milagros!