Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.  Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Apocalipsis 19: 11

Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él.  Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Hechos 7: 55

Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él.  Y vino una voz de los cielos que decía: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” ( Marcos 1: 9). “Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, sino que harta la tierra, y la hace germinar y producir, y da simiente al que siembra, y pan al que come, Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá á mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:10-11).  Si eres hijo de Dios el cielo se abre para ti y para mí hoy. La palabra del Señor no retorna vacía. “Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Jeremías 33:3

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: – Si mi hermano me ofende ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: – No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Mateo 18:21-22

Fe

El cielo se abre para ti cuando crees por fe. La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Esta fe debe ser genuina de tal modo que todo cuanto pidieres al Padre orando creéis que lo recibiréis y os vendrá. Esta fe, es una fe sin dudas, es una fe viendo lo invisible haciéndose realidad en tu vida; es una fe sobrenatural donde solo Dios tiene su mano puesta.  Dios escucha tus oraciones cuando la hace con fe y con un corazón perdonador, si no perdona, tus oraciones no llagará al trono de Dios.
Perdón

Esteban perdonó y el cielo se abrió para él porque no guardó resentimiento.  El resentimiento obstaculiza nuestras oraciones. De modo que el cielo se cierra para ti cuando en tu corazón hay un espíritu no perdonador, se detienen las lluvias. Cuando no perdonamos ponemos obstáculos a las lluvias del cielo. Cuando perdonamos las ofensas, se abren los cielos para ti. Esteban fue un ejemplo de Cristo cuando dijo al Padre – no les tome en cuenta este pecado. Jesús dijo algo mas en Mateo 20:28 “perdónales porque no saben lo que hacen.”

Jesús tenía todo el derecho de orar al Padre, quien le hubiera dado más de doce legiones de ángeles para defenderlo (Mateo 26:53) Con este ejército celestial hubiera podido destruir, con el menor  esfuerzo, a todos hombres del mundo. Esteban tenía el derecho de orar al Padre y decirle – Padre manda un rayo y mátalo a todos a la misma vez. Pero no fue así; aun con el rostro sangrante, él siguió el ejemplo de Jesús.  Esteban En su última prueba, perdonó  a todos los que les apedreaban y el cielo se abrió para él. El apóstol Pablo sugirió que desarrollemos un espíritu dispuesto para perdonar a otros – Efesios 4:32; Col 3:13

La oración que abre el cielo es aquella que perdona las ofensas, que no guarda resentimientos algunos en su corazón. Hermanos, hermanas y amigos que me escucha; no deje que el cielo se cierre para ti por causa de un espíritu no perdonador.  Si guarda resentimiento por causa del pasado y todavía no has perdonado a esa persona que abuso de ti, que se aprovecho de ti, que barrió tu nombre por el piso, que marco tu vida a tal grado que no has podido recuperarte; hoy quiero decirte en el nombre de Jesús que hay una salida; el perdón. Trátalo porque funciona.  A medidas que tú intercede por tus enemigos o por una persona que te ofendió, tú va recibiendo sanidad y liberación. Jesús nos dejó un espíritu de intercesión por los demás especialmente por aquellos que nos ofenden. Dice la palabra del Señor que Jesús intercede por todos nosotros.  En La ira de Dios se aplaca con la intercesión de su Hijo.  La humanidad sigue existiendo porque Cristo sigue intercediendo (Hebreos 7:25).

Quizás me dirás – hermana usted lo dice muy fácil, usted no ha pasado lo que yo he pasado. Te diré que en cada experiencia dolorosa pasadas, nosotros  creemos que es única, la vemos muy grande y horrenda pero cuando vemos o escuchamos otras experiencias peores te das cuenta que la tuya no se compara con la que escuchaste. No dejes que el cielo se cierre por causa de las actitudes de otras personas. Esteban oró por sus enemigos, ora por las personas que te ofendió, que te abandonó, que  que te calumnió, no cargue con ellos en tu corazón.

No amargues tu corazón por causa de esa persona. Lo único que puedes lograr es enfermarte de los nervios o caer en depresión. Cuando ores por tus enemigos, hazlo de corazón. Ora por ellos por fe y recibirá libertad.

Porque yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: “Retírate de ahí y arrójate al mar”, sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá.  Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán. Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas” (Marcos 11:23-24-25). El Padre escucha nuestras oraciones cuando perdonamos. Dios nos ofrece con seguridad sus promesas, pero esta depende de nuestra fe para obtener nuestros deseos de acuerdo a Su plan. Antes de recibir las bendiciones del Señor, debemos perdonar y veremos a Dios obrando en nuestras vidas y contestando nuestras peticiones.

Conclusión

Isaías 55: 10-11 “Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come,  así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié.” Dios quiere enseñarnos a depender de su palabra por medio de la oración, recuerda este camino es de fe, todas las pruebas y situaciones de la vida tienen como propósito enseñarnos a depender de Dios, confiando plenamente en su palabra. La escritura dice que son nuevas sus misericordias cada día. Jesús nos enseña a orar con fe, pidiendo el pan nuestro de cada día.  Dios tiene un pan para darnos cada día, cuando perdonamos.

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. (Mt 6:14-15)


Oración de Salvación

No pierda las promesas que Dios tiene para ti hoy, te invito a que busque a Jesús.

Padre celestial, reconozco que soy pecador(a). Me arrepiento de mis pecados. Creo que Jesucristo murió por mis pecados, que resucitó al tercer día y vive para siempre. Creo que Jesús es el Hijo de Dios. Le abro la puerta de mi corazón y recibo al Señor Jesús como mi Salvador. Deseo que Él sea el Señor de mi vida. Gracias por salvarme. En el nombre de Jesús, amén.

Si decidiste convertirte en un cristiano en el día de hoy, bienvenido a la familia de Dios. Ahora, como una forma de crecer más cerca de Él. Comparte tu experiencia con otras personas de tu nueva fe en Cristo.  Bautízate como lo ordenó Cristo. Pasa tiempo con Dios cada día, simplemente desarrolla el hábito diario de orar y leer su Palabra. Pídele a Dios que incremente tu fe y te de comprensión de su palabra; aplícala en tu diario vivir. Encuentra una iglesia local en la que puedas adorar a Dios.


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