“Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito Yo lo defenderé, y Yo salvaré a tus hijos” (Isaías 49:25).
La Biblia dice en Santiago 5:16 “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. “La oración ferviente de una madre tiene mucho poder y da resultados poderosos en el Nombre de Jesús.” Es tiempo de clamar y declarar que nuestros hijos le pertenecen a Dios y son bendecidos por Él.
Ellos son bendecidos y debemos creer por fe las promesas que Dios nos ha dado donde Él dice en Deuteronomio 28:4 “Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.”
Es tiempo de creerle a Dios por medio de la fe y declarar y creer que Dios ya tenía y tiene un plan para nuestros hijos mucho antes que se formasen en nuestros vientres. El Señor lo confirma en Jeremías 1:5 “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.”
El Señor tiene un plan maravilloso con tu casa y es necesario creer aunque en el ojo humano veas lo imposible. Las oraciones rompen cadenas y brindan liberación. No hay nada difícil para el Señor.
Como madres vamos a interceder en oración, en ruego, en ayuno, cuidar nuestros testimonios con sabiduría desde lo Alto para servir de ejemplo a nuestros hijos. Hay una gran bendición cuando el pueblo de Dios se humilla en alabanzas y en oración porque cuando enviamos nuestras súplicas al Trono de Dios, éstas llegan como olor fragante a Su Trono Celestial y Él por Su misericordia nos las devuelve con bendiciones.
El plan de Dios para nuestros hijos es de bienestar y no de calamidad. Estas promesas de Dios se encuentran en Jeremías 29:11 “Y dijo Dios: “Porque Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.
Aunque veamos que no hay esperanzas, aunque las fuerzas se te acaben, sigue intercediendo y reposa en las promesas de Dios donde Él dice que hay esperanzas. Madre cobra ánimo, levántate e intercede por tus hijos, que no cesen tus oraciones y descansa en Dios. Recuerdas que Dios tiene propósitos buenos para nuestros hijos. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
El enemigo quiere agarrar a los jóvenes y meterle en sus mentes todas sus mentiras pero él no va a poder, porque él no tiene suerte ni parte en nuestras casas ni tampoco con nuestros hijos en el Nombre de Jesús.
En el Nombre de Jesús el enemigo se tendrá que ir por medio de la oración. “Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).
Madre, padre, abuela, mujer intercesora, es tiempo de hacerle la guerra al enemigo doblando rodillas en ayuno y oración pues “este género no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17:21). Recuerda hermana y amiga estar alerta a tiempo y fuera de tiempo pues esta guerra es constante.
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz” (Efesios 6:12-15).
Estén siempre atentas y listas para lo que venga, “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, Él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:8-10).
“Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo” (1 Tesalonicenses 5:6-16).
Podemos pedir a Dios que renueve el corazón y la mente de nuestros hijos y ordene sus pasos. Orar para que sus pasos se dirijan a los pies de Jesús y sean salvos. Orar para que ellos sean dirigidos con discernimiento y sabiduría. Para que ellos encuentren la clase correcta de amigos, y que sean protegidos de la clase incorrecta de influencias de maldad. El Señor nos dice que: “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece” (Filipenses 4:13).
¡Clamemos nuestros hijos para Dios en el Nombre de Jesús. El Señor nos ha prometido que defenderá nuestros pleitos y salvará a nuestros hijos; y así será en el Nombre de Jesús. Oren sin cesar pues no estamos solos.
Oremos: Amantísimo Padre Celestial, una vez más te damos las gracias por lo que Tú eres: nuestro Padre. Te doy gracias porque a través de tu Hijo Jesús nosotros podemos caminar en tu Luz y llevar tu Luz en la oscuridad por medio de la oración y del Espíritu Santo. Señor renueva mis fuerzas. Hoy voy a luchar con tus fuerzas porque con las mías perdería la batalla. Señor gracias por mirar mis lágrimas cuando intercedo por mis hijos.
Señor creo en tus promesas donde me dice que defenderás mis pleitos y salvarás a mis hijos. Lléname de tu sabiduría y discernimiento a saber a cómo orar y cubrir en oración a mis hijos y a mí casa. Lléname de tu Luz en el momento de las artimañas del enemigo. Gracias Señor por defender mis pleitos, gracias Señor porque no estoy sola. Gracias Señor por tu cobertura, en el Nombre de Jesús. Amén!
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).
Escrito el 27 de Septiembre de 2012
Bendiciones