Derribados, Pero No Destruidos
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 2 Corintios 4:7
Hermanos no hay porque retroceder cuando las tormentas y los obstáculos se interponen en nuestros caminos; más bien debemos hacerle frente en el nombre de Jesús. Mientras más nos acercamos a nuestros temores para conocerlos, más nos daremos cuenta de la mentira que se esconde detrás de ellos. El enemigo es el causante de influir temor en la vida de un ser humano para mantenerlo en esclavitud. Cuando Dios nos revela esas ataduras, debemos de movernos rápidos para ser libres. David le hizo frente a la tormenta, la Biblia dice que cuando David se enfrentó a Goliat para vencerlo, él se dio prisa y corrió a la línea de batalla.
“En cuanto el filisteo avanzó para acercarse a David y enfrentarse con él, también éste corrió rápidamente hacia la línea de batalla para hacerle frente. Metiendo la mano en su bolsa sacó una piedra, y con la honda se la lanzó al filisteo, hiriéndolo en la frente. Con la piedra incrustada entre ceja y ceja, el filisteo cayó de bruces al suelo” (1 Samuel 17:48-49).
Me llama la atención que David, se movió rápidamente a la línea de la batalla, él le hizo frente al gigante. David no le dio miedo, ni se quedó con los brazos cruzados. Como hijos de Dios, cada día nos enfrentamos al adversario, por esa razón debemos estar en la línea de la batalla en ayuno y oración para poderlo resistir por fe. Todo yugo, toda tormenta, todo problema se rompen con ayuno y oración. David se enfrentó al gigante en el nombre de Jesús y lo venció porque estaba revestido del poder de Dios.
Antes de la batalla con el gigante, el rey Saúl quiso vestir a David con vestidura hecha de hombre; pero David se vistió con la vestimenta del todo poderoso; Jehová de los Ejércitos, es su nombre. Una vez que reconozcamos que existe el problema, corramos a la línea de la batalla rápidamente; revistémonos con las armaduras de Dios para poder apagar todos los dardos del enemigo. Cuando ponemos a Dios en frente de nuestros problemas, Él peleará por cada uno de nosotros; veremos caer ese gran Goliat, como lo vio David. Hay mismo donde te encuentras, sé que en tu vida hay temores que debe resolver rápidamente, no permitas que esos temores echen raíces que luego resulten difíciles de arrancar.
No era la primera vez que David se enfrentaba a un gigante, él también peleó con un oso y un león, matándolos para defender las ovejas de su padre. David pasó esas pruebas a solas con Dios. Él no la divulgó a los cuatros vientos para que todos vieran su fortaleza; ni tampoco se vanaglorió para que todos le temieran. En pocas palabras, David no utilizó su fortaleza para intimidar a las gentes como lo hizo Goliat. David divulgó la noticia de su fuerza y valor en el momento correcto y a la persona exacta.
David se dispuso a correr rápido hacia la línea de la batalla en lugar de continuar su vida negando que existiera un problema. Este enfrentamiento lo hizo en el nombre de Jesús; por eso él pudo obtener la victoria, venciendo todos sus temores. Sé que muchas veces te has sentido sola (o) en tiempo de la tormenta, David también se sintió así, pero Dios lo sostuvo como te sostendrá a ti. Cuando te sientas que se avecina una tormenta, un problema, un gigante, comienza a declarar la bondad de Dios y pídele en alta voz su ayuda; Él te escuchará para socorrerte. Reconoce el poderío de Dios.
David se llenó de valor para no ser destruido por el gigante; quizás te has sentido sin fuerzas para pelear la batalla. El Señor te dice hoy: Confía en sus promesas, cree por fe, no te desanime, prosigue hacia la batalla de la fe, de seguro que la ganará en el nombre de Jesús. David le habló al gigante en alta voz: Tú viene contra mí con espada y jabalina, mas yo vengo contra ti en el nombre del Señor. Jesucristo es tu protección, Él protegió a David también lo hará contigo si cree por fe.
David tuvo muchos gigantes que enfrentar en su vida, él pudo hacerle frente al desprecio de su padre. Dios le dijo a Samuel que fuera a Belén a la casa de Isaí, el padre de David para ungir al futuro rey de Israel. Isaí tenía ocho hijos, él sabía las razones por la cual Samuel estaba en la casa, con eso en mente, el padre de David reunió a sus siete hijos más fuertes y elegantes para aquella importante reunión, dejando atrás a David. Todos pasaron ante Samuel pero Dios le dijo que ninguno era el rey escogido por Dios.
Samuel le preguntó a Isaí que si tenía más hijos. Isaí le respondió a Samuel que tenía un hijo menor pero estaba en el campo cuidando las ovejas. Samuel mandó a que buscaran rápido a ese hijo menor. El joven era de piel sonrosada, agradable y bien parecido. Entonces el Señor dijo a Samuel: –Este es, Así que levántate y conságralo como rey. Samuel sabía que un día David sería el rey de Israel. Si unos de tus gigantes se llama desprecio, te diré como dijo David en salmo 27:10 “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.”
El adulterio, fue otro enfrentamiento que le costó muchas lágrimas a David, pero Dios lo levantó para continuar con el plan que Él tenía con David. La historia de David y el enfrentamiento con Goliat, es la más mencionada; pero la realidad era que David tuvo muchos gigantes que enfrentar, tales como la batalla con su hijo Absalón. Con lágrimas, dolor, coraje, y fortaleza; David se convirtió en un guerrero efectivo porque supo cómo pelear la batalla con las armaduras de Dios. En todas sus batallas, Dios le dio fortaleza para hacerle frente al adversario. ¿Cómo se llama tu gigante? ¿Cuáles son los gigantes que están impidiendo que nos acerquemos más a Jesús? Quizás para ti ese gigante es grande; pero para Dios es nada. Confía en Él y Él hará.
Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.
Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos. Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame valerosamente, como debo hacerlo. Efesios 6:10
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