Cuando leemos la Palabra de Dios podemos notar que la Biblia está repleta de hechos y acontecimientos realizados por hombres y mujeres que marcaron y continúan marcando la historia de la humanidad. Lo impresionante de estas hazañas, es que estos hombres y mujeres fueron personas ordinarias. Dios los escogió por Su misericordia y los posicionó en puestos extraordinarios debido a sus obediencias.
Desde Genesis hasta el Apocalipsis, encontramos diferentes personajes que pusieron en acción su fe en Dios. Ellos contaron con la gracia y el favor de Dios para ejecutar Su Propósito. Leyendo y meditando en lo que Dios hiso con esos hombres y mujeres podemos reflexionar que esas bendiciones aplican para nosotros también siempre y cuando aplicamos estos conceptos a nuestras vidas. Voy a mencionar tres palabras claves que nos puede llevar a la victoria: Fe, Obediencia y humildad.
La obediencia de Noé:
1. Noé fue el único hombre encontrado justo por Dios para construir el Arca.
La Fe de Abrahán
2. Abrahán obedeciendo a Dios, dejó su tierra, sus parientes y Dios le concedió tener su hijo Isaac. Aun cuando Abrahán veía lo imposible en su vida, él le creyó a Dios y Dios hiso de él una nación grande. “Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo” (Génesis 21:5-12 (RVR1960)
La Humildad de David
3. David fue un pastor de ovejas y por ser joven muchas gentes lo miraban insignificante. La humildad de este pastor de ovejas tocó el corazón de Dios. Nadie se enteró que David había matado con sus propias manos a un león y a un oso hasta que él lo rebeló al rey Saul. Muchos dudaron de la fuerza y el valor de David, hasta que Dios públicamente le dio las fuerzas para derribar al gigante. David tuvo muchos gigantes y lo derrotó en el nombre de Jehová de los Ejércitos. Claro como todo ser humano, David tuvo también sus altas y sus bajas, él pecó, cayó, pero se levantó porque se arrepintió de todos sus pecados ante Dios. Al corazón contrito y humillado Dios no lo despreciará jamás. David fue un hombre ordinario y Dios lo posicionó en manera extraordinaria de tal forma que lo llamó “varón conforme a Mi corazón” (Hch 13.22; 1 S 13, 14).
Así como estos hombres, también existen muchos más que marcaron la diferencia para que hoy todos podamos aprender y a confiar en Dios. Ellos depositaron su confianza al Dios Todopoderoso para ejecutar Su Propósito. Ellos tuvieron que confiar en Dios para poder vencer.
Todavía Dios está haciendo milagros, todavía Él anda buscando hombres y mujeres que marquen la diferencia para expandir Su Evangelio.
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