Cuando leemos la Palabra de Dios y meditamos en ella, podemos ver la grandeza y el poderío de Dios en relación con la Sanidad Divina. Quizás pensarás, “pero esos milagros sucedieron en el Antiguo testamento”. Hoy vengo a decirte que Dios es el mismo de ayer, hoy y para siempre, Él todavía está realizando milagros.
El salmista clamó “Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste” (Salmos 30:2 (RVR1960). Este Salmo nos habla que cuando David clamó con fe a Dios, Él lo sanó. David también tuvo necesidades como tú y yo, él pecó como tú y yo. El agrado de Dios hacia David fue que, David reconoció sus pecados y se arrepintió de tal manera que su corazón fue encontrado conforme al corazón de Dios. (Hechos 13:22)
El salmista sabía que en Dios está la sanidad y por esa razón clamó a Él por sanidad. La Palabra de Dios no nos dice la condición de David, pero es obvio que estaba enfermo. Debemos de subrayar que David fue un adorador y en su adoración, él comienza el Salmo 30:2 pregonado el poderío de Dios con fe y alabando a Dios por su sanidad.
Hay donde te encuentras déjame decirte que, si Dios sanó a David, también lo puede hacer contigo en este tiempo. En su desesperación, David clamó con fe a Jehová con un corazón sincero esperando recibir un milagro de parte de Dios y Dios lo sanó.
La fe en Dios es lo que sana. Lo contrario de la fe es la duda. Hay que llenarse de fe para recibir sanidad, si dudas nunca sucederá nada. “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate, y échate en la mar, y no dudare en su corazón, mas creyere que será hecho lo que dice, lo que dijere le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:23-24 (RVA).
Hermanos, sin fe, es imposible agradar a Dios, Dios es movido por fe. Hebreos 11:6.
Sé que en estos momentos anhela recibir un milagro de parte de Dios, agárrate de la fe. Cuando abrazamos la fe, Dios nos escucha y resuelve todas nuestras necesidades. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1 (RVR1960). La fe es mirar con el ojo espiritual lo imposible. Agarrarse de la fe es esperar que Dios obrará a nuestro favor.
Los problemas y las enfermedades se pueden manifestar como montes muy grandes en nuestras vidas, causando gran dolor y desesperación. No sé que tan grande es tu monte, pero Dios sabe muy bien la altura y ancho de tus montes. Dios es un Dios de oportunidades, hoy el Señor Todopoderoso nos brinda la oportunidad de aferrarnos a la fe y decirles por fe a esos montes muévanse en el nombre de Jesús y se moverán.
Oremos: Padre Eterno, Dios fuerte, llenos están los cielos y la tierra de Tu gloria. Padre, gracias por estas palabras de aliento, Tu palabra es medicina a mis huesos. Ruego por todas aquellas personas que están leyendo este mensaje de Dios para que sean sanados por medio de Ti oh Dios. Que ellos puedan tener la convicción de que solamente Tú oh Dios lo hiciste y que ellos te den la gloria y la honra. Padre mío y Dios mío, te doy gracias por el Precio que pagaste por mi. Hoy me arrepiento de mis pecados y perdono todo aquel que me falló. Hoy soy libre, porque Tú oh Jehová me ha hecho libre. Se rompieron las cadenas que me ataban y soy libre en el nombre de Jesús. Hoy me agarro a la fe. Hoy puedo decirles a los montes: !Montes Muévanse en el Nombre de Jesús! !Se movieron los montes! Gracias Dios mío porque clamé a Ti y Tú me sanaste. !Te bendigo Espíritu Santo! !Amén!
Hoy el Señor Todopoderoso, Jehová Rafa nuestro Sanador nos dice:
“Porque Yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas” –declara el SEÑOR– “porque te han llamado desechada, diciendo: `Esta es Sion, nadie se preocupa por ella.'” “Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”. Salmos 147:3
Vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: “Así dice el SEÑOR, Dios de tu padre David: `He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí, te sanaré. Al tercer día subirás a la casa del SEÑOR. Isaías 41: 14
“… Yo Soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor” (Isaías 41: 14).
“Sáname, oh SEÑOR, y seré sanado; sálvame y seré salvo, porque Tú Eres mi alabanza” (Jeremías 17:14).
“No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo Soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de Mi Justicia”. (Isaías 41:10 (RVR1960)
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