“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (Salmos 121: 1-8)
El Salmos 121 es un Salmo de aliento y de seguridad, el salmista expresa el deseo de mirar a las montañas y reconocer de dónde viene su ayuda. El Salmista se hace la pregunta ¿De dónde vendrá mi socorro? Y a la misma vez, su espíritu le contesta que su “ayuda viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra”. En Salmo describe lo que Dios puede hacer por Su pueblo, nos dice que Dios es el que guarda y a Sus hijos, (v.3) Él es quien guarda a Israel” (v.4). Dios es tu guardador” (v.5). “Él guardará tu alma” (v.6). Dios te protege de accidentes, Él “no dejará que tu pie resbale”. Cuando construyes tu vida sobre las ordenanzas de Dios y Su Palabra, estás parado en tierra firme, de modo que, tienes una base segura para tu vida. Dios conoce tu levantar y tu acostar, cada paso que te mueva, Jehová lo conoce porque por Él “son ordenados los pasos del hombre, y Él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano” (Salmos 37:23-24).
No importa las pruebas que estés pasando, si te agarra de Dios, aunque tropiece, no caerá, porque el Señor te sostiene con Su mano. El Señor es la fuente de toda ayuda, Su ayuda siempre está presente a tiempo y fuera de tiempo. El resto del Salmo 121 testifica que Dios será nuestro Guardador que nos guarda y vela por nosotros. La Palabra de Dios no nos dice que en el camino de la fe estaremos libres de problemas, sin embargo, la Palabra nos habla que Dios es nuestra esperanza en tiempos de angustia y estará siempre con nosotros, guiándonos y agarrándonos de Su mano poderosa.
Gracias Señor por ser mi ayuda y mi pronto auxilio en la tribulación. Gracias porque nunca me has dejado y nunca me has desamparado. Gracias por librarme de caídas y gracias por guardar mis pasos. Gracias por ser mi Guardador . Te bendigo Espíritu Santo de Dios y te doy gracias.
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