El Señor desea que sus hijos marchen sanos, caminen sanos y vivan abundantemente en salud. Cuando leemos la Sagrada Escritura de Dios que es la Biblia, podemos percibir que Dios se interesó y se interesa que su pueblo sea sano. Muchos fueron y son tocados por el poder de Su toque sanador. Dios es el mismo de ayer, hoy y por los siglos de los siglos, todavía Dios realiza milagros, prodigios y maravillas; porque todo es posible para el que cree. De modo que, si Dios les dio la vista a los ciegos, los sordos escucharon, levantó a paralíticos, los cojos brincaron sobre sus pies y caminaron sin problemas, sacó a Lázaros de la tumba; Él lo hará otra vez. Cuando los doctores digan no hay remedio, Dios dice hay remedio. Hay poder en la sangre de Cristo, como también, hay poder en la Palabra de Dios.
Cada día tenemos que llenar nuestro estómago con los alimentos diarios para poder estar saludable y energéticos, hoy Dios anhela que cada uno de nosotros llenemos nuestro corazón con las promesas de Dios que Él nos ha dejado por medio de Su Palabra. Su Palabra es la que alimenta y sana nuestro espíritu. Confiemos en Dios y Su Palabra para recibir el milagro que necesitamos; Él es real y todopoderoso. Aplica las Palabras de sanidad y guárdala en tu corazón y verás a Dios trabajando en tu vida. Cuando estés leyendo y meditando en la Palabras de sanidad, permites que tu fe se incremente; porque la fe lo puede todo. Dios es un Dios de Promesas y Él promete en Éxodo 15:26 cuatro Mandamientos Divinos y nos dice:
“Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque Yo Soy Jehová tu Sanador”.
Estas condiciones fueron dadas para Israel como también a nosotros. Las condiciones que Dios nos manda son:
1. Escuchar atentamente la voz de Jehová. 2. Hacer lo recto delante de Sus ojos. 3. Escuchar Sus mandamientos 4. Guardar Sus estatutos.
Si procede y cumple estas condiciones “ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti, porque Yo Soy Jehová tu Sanador. Por estas poderosas Palabras, Dios sanó al pueblo de Israel y no se halló personas enfermas entre ellos. En este día y siempre, deja que el Señor, el gran Yo Soy; sea en ti tu Sanador.
Oremos Padre Eterno, Jehová mi Sanador. En este día quiero escuchar atentamente tu voz y hacer lo recto delante de tus ojos. Ayúdame a guardar tus estatutos y escuchar tus mandamientos. En el nombre de Jesús te lo pido. Amén.
Gracias Padre porque clamé a Ti, y Tú me sanaste.
Mensaje de Dios www.ministeriosdesanidad.com
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