Cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas hemos pasado por el pozo de la desesperación, en medio de la desesperación y la angustia, nos impacientamos. Cuando nos impacientamos nos agitamos y en muchas de las ocasiones, cometemos errores. Es necesario descansar y esperar en el Señor y descansar en Él. Nuestras batallas y circunstancias no se basan por nuestras propias fuerzas sino, por el poder y la fuerza del Espíritu Santo cuando descansamos en Él. El Salmo 40:1-3 habla del rey David cuando se dispuso a esperar en Jehová diciendo: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos” (Salmos 40:1-2 (RVR1960).

En este Salmo, el salmista menciona siete maneras que debemos tomar en cuenta cuando nos encontramos en situaciones difíciles:

1. Esperar en Dios con paciencia.
2. Creer por fe que Dios nos escucha cuando clamamos en busca de Su ayuda.
3. Reconocer que solo Dios puede sacarnos de los aprietos y adversidades más profundas.
4. Creer por fe que solo Dios es el Único que puede levantarnos cuando estamos caídos.
5. Confiar plenamente que Jehová de los Ejércitos tiene todo el poder para levantarnos.
6. Creer por fe que nuestro Padre Celestial tiene el poder para sacarnos del lodo cenagoso.
7. Tener la seguridad que Dios tiene el poder para enderezar nuestros pasos y pararnos en terrenos firmes.

Salir del pozo y del lodo cenagoso, significa que Dios hará todo lo posible para sacarnos del fango y de caminos torcidos. Todo camino torcido es un lago cenagoso y un pozo de desesperación. La palabra cenagoso quiere decir caminar en confusión y en oscuridad. Jesucristo es la Luz del mundo y todo aquel que lo busca encontrará Su Luz. Cuando andamos en Su Luz, por más oscuro que se encuentre el lugar, nunca andaremos perdidos porque Su Luz nos acompaña. Cuando nos encontremos en el pozo de la desesperación, no tenemos que desesperarnos porque Dios está y estará siempre en control de Sus hijos y de los hijos de Sus hijos.

Se necesita perseverancia y paciencia para esperar lo que Dios va a realizar a favor nuestro en medio de cada situación. Y es que, en medio de la desesperación pensamos que somos los únicos que estamos pasando por adversidades. En el Libro de los Salmos, encontramos que también el rey David pasó por grandes dificultades. En sus tormentas, él pudo ver la gloria de Dios trabajando y peleando a favor de él. David tenía las armas para pelear, pero él sabia que Dios peleaba mejor que él. En medio de su circunstancia, David decidió perseverar en Dios diciendo:

“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos”.

Hoy el Señor se ha acordado de ti, Él extiende Su brazo de poder para levantarte. Dios tiene oídos para escuchar todas tus necesidades. ¿Qué te estás afligiendo? ¿Qué es lo que te tiene en angustia y en desesperación? Entrégale todas tus cargas a Dios y espera pacientemente en Él, Dios nunca dejará que caiga en vergüenza.

Ten calma, no tengas miedo, espera y confía en Dios y Él peleará por ti. Puedas que hayas derramado muchas lágrimas en la tarde y en la noche, pero el gozo del Señor viene en la mañana. El Padre Eterno, pondrá en tus labios un cántico nuevo. Descansa en el Señor y Él concederá las peticiones de tu corazón de acuerdo al Plan establecido que Él tiene para tu vida y tu familia. ¡Amén!

Escrito por Bv. Flores
www.ministeriosdesanidad.org


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