Alégrense los cielos, y gócese la tierra, y digan en las naciones: Jehová reina.
Jehová reina por los siglos de los siglos, Él es Dios y no hay nadie como Él. La humanidad puede forjar sus propios dioses, dioses de madera o de piedra que perecen. Ellos no caminan porque no tienen piernas, no escuchan porque no tienen oídos, son solamente imágenes forjadas por el hombre, pero Dios, tiene oídos para escuchar nuestras peticiones y tiene vista para mirar nuestras condiciones.
Existen muchas personas que crear sus propios dioses de tal forma que se inclinan a adorar la creación y no al Creador. Ellos han eliminado a Dios, el Creador de todo lo que existe en los cielos y más arriba de los cielos y de la tierra y debajo de la tierra. Jehová de los Ejércitos es Su Nombre. Aun así, Jehová cada día extiende Su brazo de poder hacia los incrédulos porque Él es un Dios misericordioso. Dios quiere que tú reconozca que Él es Dios y no hay nadie como Él. El salmista David así lo expresó cuando exclamó con autoridad y júbilos las grandezas de Dios diciendo:
“Aclamad al Señor, porque Él es bueno; porque su misericordia es eterna”.
Alabad a Jehová, invocad Su nombre, dad a conocer en los pueblos Sus obras. Cantad a Él, cantadle salmos; hablad de todas Sus maravillas. Gloriaos en Su Santo Nombre; alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y Su poder; buscad Su rostro continuamente. Haced memoria de las maravillas que ha hecho, de Sus prodigios, y de los juicios de Su boca, oh vosotros, hijos de Israel su siervo, hijos de Jacob, Sus escogidos. Jehová, Él es nuestro Dios; Sus juicios están en toda la tierra. Él hace memoria de Su pacto perpetuamente, y de la palabra que Él mandó para mil generaciones; del pacto que concertó con Abraham, de su juramento a Isaac; el cual confirmó a Jacob por estatuto, y a Israel por pacto sempiterno, diciendo: A ti daré la tierra de Canaán, porción de tu heredad.
Cuando ellos eran pocos en número, pocos y forasteros en ella, y andaban de nación en nación, y de un reino a otro pueblo, no permitió que nadie los oprimiese; antes por amor de ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas. Cantad a Jehová toda la tierra, proclamad de día en día Su salvación. Cantad entre las gentes su gloria, y en todos los pueblos sus maravillas.
Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, y de ser temido sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; mas Jehová hizo los cielos. Alabanza y magnificencia delante de Él; poder y alegría en Su morada. Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, dad a Jehová gloria y poder. Dad a Jehová la honra debida a Su nombre; traed ofrenda, y venid delante de Él; postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad. Temed en Su presencia, toda la tierra; el mundo será aún establecido, para que no se conmueva. Bendito sea Jehová Dios de Israel, de eternidad a eternidad. (1 Crónicas 16 Reina Valera 1960)