Jesucristo gracias por moldear mi vasija

En este Nuevo Año yo me pongo en las manos de Dios para todo, soy Su vasija. Vasija nueva, eso soy en las manos de Dios, pero para ser una vasija nueva es necesario ser moldeado/a por el que vive y reina por los siglos de los siglos; Jehová de los Ejércitos y Su Hijo amado Jesucristo.

Dios trabaja en cada uno de nosotros de diferentes maneras; personalmente le pido a Dios que moldee mi vasija y si es necesario moldearme de nuevo; le doy el permiso para hacerlo. Quiero que Dios deshaga todo lo viejo y me moldee a la vasija según le parezca a Él mejor. Durante el proceso, muchos alfareros tiran al zafacón las vasijas que salen dañadas; pero Dios nunca tira a la basura lo que Él moldea. Él no se ha olvidado de ti, ni mucho menos, te ha desechado; eres altamente estimado/a por Dios. Dejemos que el Señor nos moldee, porque en Su Mano estamos seguros. Una vez moldeada mi vasija mis ojos estarán siempre puestos “en Jesús, el Autor y Consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del Trono de Dios. Hebreos 12:2

Hay una alabanza que dice “rompe mi cántaro, rompe mi copa, rompe mi vida y hazla de nuevo”, la verdad es que, si queremos cambiar y dejar que Dios obre en nuestras vidas, tiene que haber un rompimiento para que nuestras vasijas brillen con la luz de Cristo. Cuando el Alfarero Divino trabaja en nuestras vidas, quiebra y rompe todas aquellas cosas que impiden que brillemos. Los Planes que tiene Dios para Sus hijos son de bienestar para que podamos brillar con Su luz admirable.

En este año he decidido dejar todo en manos de Dios y seré prosperado/a en todo lo que me proponga a realizar de acuerdo con el Plan de Dios para mi vida. Todos los proyectos se harán realidad en mi vida porque Dios lo dispuso así. Deja en mano de Dios todas tus ideas, sueños; y proyectos. Vive una vida en agradecimiento a Dios y las personas que te han bendecido. En cuanto sea posible, saca tiempo para orar y hablar con Dios. Perdona y arrepiéntete porque a un corazón contrito y humillado, el Señor no lo despreciará jamás. Pídele a Dios que controle tus emociones y sé lento/a para airarte o enojarte. Busca primero a Dios en cada decisión, pídele a Él dirección y tus proyectos se harán realidad. Démosles las gracias a Dios por moldear nuestras vasijas. Amén.

Mensaje corto de Dios
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