Vivimos en un mundo lleno de conflictos, dudas, y falta de confianza entre los seres humanos. En nuestro caminar nos vamos a encontrar con personas responsables, confiables y de palabras, pero a la misma vez, nos encontraremos con personajes desconfiables y de pocas palabras. Lo más interesante de todo es que de ellos aprendemos para bien y no para mal.
En este mundo tan cambiante el ser humano cambia, sus palabras cambian, mas Dios nunca cambia. Cuando Dios habla, Sus palabras se activa al que la busca en Espíritu y en vendad porque están cargada con poder. El Señor afirma y declara con certeza que Su palabra se queda activada en el creyente y como consecuencia brinda prosperidad.
Dice la palabra en Isaías 55:10-11 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos», dice Jehová. «Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos, más que vuestros pensamientos. »Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié”
La palabra de Dios es la semilla que crece en nuestros corazones para llevar frutos a los demás. Nuestros testimonios son los que dirán si nuestros frutos son buenos o malos. La Palabra de Dios es la coraza de protección que nos libra de los dardos del enemigo. Su Palabra se queda activada y evita que nada malo nos suceda en nuestro camino.
La semana pasada mi hija y yo salimos a una reunión que se llevaba a cabo en un pueblo lejos de nuestra ciudad, antes de salir activamos el JPS con la dirección del lugar donde nos dirigíamos y luego le dije a mi hija: “ahora vamos activarnos con la palabra de Dios, Él es el mejor guía, Él conoce nuestros pasos y el camino donde vamos.” Nos pusimos a orar y a clamar la protección del Señor para nuestro viaje.
Hermanos, la oración es eficaz, ésta se activa inmediatamente en nuestras vidas y nunca retorna vacía. Ese día pudimos ver cómo el Señor cuida y guarda a sus hijos. Dios nos guardó de un grave accidente, que si no hubiese sido por Su cobertura por medio de la oración, no estaríamos aquí para contarlo. Es importante siempre orar y cubrirnos en oración hasta para ir al supermercado.
Esto significa que la cobertura del Señor siempre debe de estar presente en nuestro diario vivir para que nos vaya bien. La palabra del Señor es un escudo protector que tiene impacto en el creyente que cree, la recibe y la hace parte de su vida diaria.
Quizás me dirás: “Hermana pero es que no tengo fe” “Oro a Dios y no veo nada.” Es necesario Meditar en la promesa día y noche hasta que sea real en tu corazón (Josué 1:8).
Tal vez me dirás: “Pero es que oro al Señor y mis oraciones no son contestadas” Mantén los ojos en la promesa y no en las circunstancias, “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (2 Corintios 4:18). Proclama la promesa en voz alta diariamente y proclámala y declárala para tu vida y la vida de tus familias en el nombre de Jesús.
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: «Creí, por lo cual hablé», nosotros también creemos, por lo cual también hablamos” (2 Corintios 4:13).
Padre nuestro que está en la cielos santificado sea tu nombre, venimos ante Tu presencia con agradecimiento por todo lo que Tú hace y hará en nuestras vidas. Gracias por la vida y gracias por Tu cobertura en el nombre de Jesús. Señor no tengo por qué temer porque solo Tú me hace vivir confiado en tu palabra.
Gracias Señor porque tu palabra es refrigerio a mi alma, medicina a mis huesos y protección en mi camino, sin tu palabra, andaríamos desprotegidos, sin rumbo y sin dirección. Tu palabra se activa en mi vida y Tú hace que lo vea cada día. Gracias Señor.
Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Salmos 37: 3-5
Bendiciones
Escrito el 7 de Febrero de 2012
Escrito para www.ministeriosdesanidad.org