La Venida del Espíritu Santo
El Evento Divino de Pentecostés está ligado con la ascensión de Jesús. La palabra “pentecostés” viene del calificativo cincuenteno el cual es una indicación a los cincuenta días entre la iniciación de la fiesta de los panes sin levadura y la fiesta de Pentecostés. Los discípulos tenían la certeza de que algo grande iba a ocurrir el día de pentecostés, ellos fueron obediente y perseverante para recibir la bendición que Dios tenía preparado para ellos.
Hechos 2:1-4 nos habla que, “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Cada creyente fue lleno con el poder y la presencia del Espíritu Santo de Dios. Los discípulos recibieron del Espíritu de Dios porque lo deseaban en sus corazones. El mayor anhelo de Dios era llenar a los discípulos de Su Santo Espíritu y de igual forma, lo desea para nosotros también. “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18). ¿Quieres ser lleno por el poder del Espíritu Santo de Dios en tu vida?
“Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.
Oremos: Señor Jesús, te doy gracias por tu amor y por el sacrificio que hiciste por mí. Tuyo es el poder y tuya es la gloria por los siglos de los siglos. Señor Jesús, en este día te invito a que entres a mi corazón y tome control de mi vida y me llenes con tu Santo Espíritu. Padre Eterno gracias por tu Santo Espíritu, reconozco que te he fallado y te pido perdón. En el nombre de Jesús confieso con que soy libre de toda atadura. Padre mi anhelo es buscarte cada día y así como en el día de pentecostés, te pido que me llenes con tu Santo Espíritu. Amén.
Palabra de Dios
Hechos 2:1-4/ Efesios 5:18/Juan 14:16-
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