Las Brujerías de Jezabel
Pocas personas conocen a Jezabel, pero muchos han sentido el impacto de su espíritu. El espíritu de Jezabel opera en diversos ámbitos: en el trabajo, en las escuelas, en el matrimonio, en las familias, en las oficinas gubernamentales y, lo más lamentable, también en las iglesias. La historia de Jezabel se encuentra en 1 Reyes 18 al 22. Jezabel estaba casada con Acab, un hombre malvado y débil que hizo lo malo ante los ojos de Dios. Jezabel, con un espíritu dominante y manipulador, lo controlaba en todo.
La motivación más grande de Jezabel era la lujuria y su deseo de controlarlo todo. Ella no solo manipulaba a su esposo de una manera diabólica, sino que también controlaba a quienes la rodeaban. Según el Antiguo Testamento, Jezabel fue una reina inmoral y cruel que promovió la adoración a dioses paganos y persiguió a los profetas de Dios. Intentó matar a Elías y a otros siervos del Señor, ignorando la advertencia clara de Dios en 1 Crónicas 16:22: “¡No toquen a mis ungidos! ¡No maltraten a mis profetas!”.
La protección del Señor sobre sus hijos es poderosa, y hay de aquel que se atreva a meterse con un hijo de Dios. Aunque Dios es amor, también es fuego consumidor (Hebreos 12:29). Antes de hablar o actuar en contra de un hijo de Dios, es prudente pensar dos veces, para no caer bajo juicio con nuestras propias palabras. Jezabel, al desafiar a Elías, provocó la ira del Dios de Israel y tuvo un final trágico: murió de manera desgarradora, y los perros se comieron su cuerpo, como lo profetizó el Señor.
En Apocalipsis 2:20-27, Jesús advierte a la iglesia de Tiatira sobre el espíritu de Jezabel:
“Sin embargo, tengo en tu contra que toleras a Jezabel, esa mujer que dice ser profetisa. Con su enseñanza engaña a mis siervos, pues los induce a cometer inmoralidades sexuales y a comer alimentos sacrificados a los ídolos. Le he dado tiempo para que se arrepienta de su inmoralidad, pero no quiere hacerlo. Por eso la voy a postrar en un lecho de dolor, y a los que cometen adulterio con ella los haré sufrir terriblemente, a menos que se arrepientan de lo que aprendieron de ella. A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que Yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y a cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus obras.”
Jezabel representa la oscuridad, mientras que Dios nos llama a andar como hijos de luz (Efesios 5:8). La brujería es la palabra que mejor describe su personalidad y sus acciones premeditadas. Algunas de las características del espíritu de Jezabel son:
- Destruir la reputación de otros: Jezabel es experta en arruinar la reputación de un hijo de Dios o de cualquiera. Siempre actúa con astucia y manipulación.
- Control y manipulación: En cualquier reunión o circunstancia, ella busca sobresalir, creyéndose superior a los demás. No soporta ser corregida porque se considera infalible.
- Odio hacia los siervos de Dios: Jezabel desprecia a los hijos de Dios y especialmente a los ministerios proféticos. La palabra “arrepentimiento” le es aborrecible.
- Manipulación a través de la seducción: Utiliza su cuerpo y sus encantos para obtener lo que quiere. Su orgullo y codicia la llevan a desear lo ajeno y a reclamarlo a la fuerza.
- Acumulación de información para dañar: Busca información sobre los demás para usarla como arma, lanzando ataques sin piedad.
- Rebelión: La rebelión es un pecado de brujería, y Jezabel encarna este espíritu, manipulando a los débiles y haciéndolos sentir inferiores.
El espíritu de Jezabel opera tanto en hombres como en mujeres. Cuando se encuentra con un verdadero hijo de Dios que conoce y aplica la Palabra, tiende a enfrentarlo, pero no tiene más opción que alejarse y atacar desde lejos. Sin embargo, el que habita al abrigo del Altísimo morará bajo Su sombra protectora (Salmo 91). Cuando nos sometemos a Dios con humildad, Él nos cubre con Sus alas, y el enemigo no tiene más remedio que huir (Santiago 4:7).
Jezabel adoraba a dioses falsos, incluidos los dioses de la prosperidad, la fertilidad y el sexo. Su corazón estaba lleno de orgullo y maldad. Hoy, Jesús sigue llamando a la puerta de nuestros corazones (Apocalipsis 3:20). La decisión es nuestra: podemos seguir en ignorancia como Jezabel, o podemos arrepentirnos y permitir que el Espíritu Santo nos transforme.
Dios dice en Lucas 5:32: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.” Invita al Espíritu Santo a revisar tu corazón, a morar en ti y a limpiarte de toda impureza que te impide estar en Su presencia. Deja que el Señor te guíe, cumple Su voluntad hasta el fin, y serás vencedor en Cristo Jesús.
Escrito por: Buenaventura
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Conozco personas así como Jezabel, solo Dios puede limpiar su corazón y su vida.