En medio de nuestras circunstancias y vicisitudes de la vida, pensamos que Dios no nos escucha y se ha olvidado de nosotros. La realidad es que cuando pensamos de esa manera, es que Dios está ocupado en cambiar nuestro destino favorablemente. Dios siempre está trabajando e intercediendo por Su pueblo, Él está resolviendo el Plan que por Su misericordia nos ha prometido. Solo debemos de esperar a Su Divino tiempo.
Cuando surgen tantos obstáculos en tu caminar, es que Dios está al punto de cambiar el curso de tu vida. Dios está trabajando en nosotros y nuestro deber es creer y esperar en Él. Aun cuando las cosas no marchar a tu favor, humíllate ante la presencia de Dios y sigue creyendo.
Cuando leemos la Palabra de Dios, podemos notar que muchos hombres y mujeres de Dios pasaron por muchas circunstancias, pero Dios nunca llegó tarde para socorrerlos. En Lucas 1: 5 en adelante, leemos acerca de la esterilidad de Elizabeth y del Plan maravilloso que Dios tenía preparado para ella. La Palabra de Dios no menciona las inquietudes de Elizabeth y el deseo de ser mamá, solo habla que ella era estéril y Dios se había acordado de ella. Elizabeth fue una mujer muy humilde y a los humildes, Dios los exalta.
Cuando María la madre de Jesús fue a visitar a Elizabeth, Dios no solamente la bendijo con darle un hijo, también la bendijo con el don de profecía cuando dijo: ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? (Lucas 1:43). Con esas palabras, podemos notar no solamente el contenido profético, también su humildad. Dios se mueve cuando ve a un corazón contrito y humillado, Él nunca va a despreciar al humilde.
Dios nunca se olvida de Sus hijos, más bien, concede las peticiones del corazón de acuerdo al Plan establecido por Él. Dos grandes mujeres de fe se juntaron, cada una con distintos problemas. Una postergó su boda para obedecer el Plan Dios aun cuando las gentes pensaron lo contrario de su embarazo, y la otra era estéril por largos años. Dios estaba ocupado en cambiar el destino de cada una.
Ese día maravilloso se juntaron las piezas del rompecabeza y ellas pudieron ver con claridad las grandezas del Señor manifestarse en sus vidas. Esa cita divina, causó que ambas mujeres fueron llenadas por medio del Espíritu Santo de Dios saturando ese lugar con alabanzas y adoración.
Entonces María dijo:
«Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado la bajeza de su sierva, pues desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones, porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso.
¡Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación
a los que le temen! Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel, su siervo, acordándose de Su misericordia —de la cual habló a nuestros padres— para con Abraham y su descendencia para siempre.» (Lucas 1:46-55 (RVR1995)
En esta cita de gratitud al Señor, podemos ver el poderío y las grandezas del Dios vivo. Es una cita de agradecimiento al soberano Dios Eterno, el que todo lo puede. Busca de Cristo, en Él, encontrará la respuesta a todas tus necesidades.
Tal vez el enemigo te susurra al oído que Dios se ha olvidado de ti, no le creas. No importa la espera, llénate de fe, se humilde y sigue creyéndole a Dios.
Aunque tu rompecabeza este difícil de resolver, recuerda que Dios está armándolo, Él colocará las piezas en el lugar donde deben de ir. ¡Dios está ocupado en cambiar tu destino! ¡Regocíjate y cántale al Señor!
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