Yo sé quién soy en Cristo. Soy guerrera de Jehová con todas las Armaduras de Dios, porque Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo, por tanto, no temeré. Yo no soy de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. Prosigo a la Meta, al Premio del Supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Mi fe me tiene parada en la Peña que es Cristo. El Señor Todopoderoso, Jehová de los Ejércitos; me levanta y me fortalece por medio de Su amor y del poder de Su Palabra.
Mi fe, es la que me levanta cada día para declarar los dichos de Jehová a mi vida. Aun cuando no vea salida a mis problemas, mi fe en Dios me hace recordar que Él abre camino donde no hay ninguno. Mi fe en Cristo me hace ver con el ojo espiritual lo que no existe, retomándolo como si existiera. La fe es la certeza de lo que se espera la convicción de lo que no se ve. Este es un Tesoro que procede del Padre y no de nosotros.
La fe es un tesoro precioso y debemos de pedirla al Señor, “Pero tenemos este Tesoro en Vasos de Barro, para que la Excelencia del Poder sea de Dios, y no de nosotros. Esa fe arrebatadora y poderosa, es la que me levanta con autoridad en el Nombre de Jesús de tal manera que, aunque esté atribulada en todo, mas no angustiada. En apuros, mas no desamparada. Perseguida mas no desamparada; derribada, pero no destruida. ¡Aleluya!
Cántale al Señor… Porque mejor es un día en Sus Atrios que mil fuera de ellos. Cuando nos saturamos de la Palabra de Dios, cuando escuchamos prédicas basadas a la Palabra de Dios, cuando escuchamos alabanzas, estudiamos y memorizamos las Escrituras y la hacemos parte en nuestras vidas, nuestra fe es aumentada. Puedo asemejar la fe a una planta de mi jardín, si no la abono, no la podo, y no le echo agua, se seca y se muere. De igual manera, si no alimento mi espíritu con la Palabra de Dios, espiritualmente estaría seca y sin vida.
Una persona que no ha tenido un encuentro con Dios, nunca ha escuchado el Evangelio de Dios, no logrará establecer una relación con el Señor Jesucristo, debido a que tiene que haber un cambio, una comunión con Dios y Su Palabra. La Palabra de Dios, debe ser estudiada, escuchada y hacerla parte en nuestra vida para que la fe sea aumentada. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17) (RVR1960). Hermanos, no desmayes, si piensas que no tiene fe, pídele a Dios y Él te la dará. Si piensas que tiene muy poca fe, pídele a Dios que te la aumente y Él te la aumentará.
Llegó un tiempo donde los discípulos de Jesús, sintieron que su fe estaba muy escasa, y ellos les dijeron al Maestro: “Aumenta nuestra fe”. Cuantas veces también nosotros nos hemos sentido así con esa misma necesidad, la clave para esta necesidad, es acercarnos cada día más y más en los Caminos de Dios y en Su Palabra.
No te desanime pensando que no tiene fe, al contrario, Dios conoce al que tiene fe y al que no tiene fe y Su empeño es bendecir al que no tiene ninguna. Él nunca te abandonará, Dios se acuerda de ti como se acordó de los habitantes de Nínive que espiritualmente, no sabían discernir su mano derecha con la izquierda. Dios mandó a Jonás a Nínive para que ellos sean salvos por medio de Su Palabra. Cuando los ninivitas escucharon la Palabra de Dios se arrepintieron de sus malos caminos, y lograron alcanzar la Salvación porque Dios se acordó de ellos. El Señor todopoderoso conoce muy bien todas tus preocupaciones y necesidades, y te dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Arrepiéntete y créele a Dios, te aseguro que Él nunca te dejará desamparado, puesto que, a un corazón contrito y humillado, Jehová no desamparará jamás. Gloria a Dios en las Alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. Hoy el Señor te satura de Su paz, solo descansa en Él.
Antes me desesperaba cuando le pedía a Dios y no recibía respuesta a mis peticiones, un principio aprendí a todo ese sentimiento: Jehová conoce y ve todas las cosas y sabe lo que nos conviene. Él conoce lo que nos conviene y lo que no nos conviene sea malo o bueno. José no entendía por qué sus hermanos lo vendieron como esclavo a los egipcios hasta que Dios le mostró la foto completa. Era necesario que todo eso le sucediera para librar a todas sus familias de la gran hambruna. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su Propósito son llamados. A veces lloramos y no entendemos por qué nos suceden ciertas cosas, pero Dios conoce todo. Él está al control de nuestras necesidades, aunque lo sintamos distante o, aunque sintamos que no escucha nuestras peticiones. Otra cosa aprendí, que Jehová es mi Pastor y nada me faltará. Él es mi Pastor y yo soy Su oveja, por tanto, creo por fe en la Palabra que mi Pastor me dice hoy: “Mis ovejas oyen Mi Voz, y Yo las conozco, y me siguen, y Yo les doy Vida Eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi Mano”. Gracias Señor porque soy tu oveja y en Tu Mano estoy segura, por tanto, no temeré.
Padre Celestial, en este día, así como los discípulos, yo quiero alimentarme de Tu fe, quiero que me sature con el poder de Tu Palabra. Señor, te doy gracias por tu amor y misericordia. Gracias por Tu poder y gracias por Tu Palabra. Señor, Tu Palabra es la fuente de agua vivía que sacia mi sed. Padre Eterno, hoy pido y llamo con fe, porque sé que Tú me dará y me escuchará. ¡Vivo por fe y no por vista! Gracias Señor, a Ti sea la Gloria y el Imperio por los siglos de los siglos. Espíritu Santo de Dios, gracias por aumentar mi fe. Estoy en Tus Manos… llenarme de Tu Unción. Gracias Señor Jesús. Amén.
Filipenses 3:14, Hebreos 10:39, 1 Juan 4:4, 2 Corintios 4:5-11 (RVR1960)
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