La palabra del Señor nuestro Dios es útil para enseñar, en todas las áreas de nuestras vidas. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Es importante declarar por fe que estamos preparados para todo, porque el favor de Dios acompaña al que confía en Él en espíritu y en verdad. Dios tiene la habilidad de darnos las capacidad para desarrollar cualquier oficio y sin ningún temor. Él se encarga de darnos gracia y entendimiento en toda buena obra pues todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:13).
Cuando leemos la Palabra de Dios y lo que Él hiso con todos Sus hijos, nos damos cuenta que Él solo desea el bienestar para nosotros. Durante nuestro caminar con Dios, es cierto que vamos a pasar por muchas tormentas, pero también es cierto que en medio de todo, Dios está de nuestro lado como lo tuvo con sus discípulos en Mateo 8:25 “Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo! Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Cuando me siento temerosa lo primero que me viene a mi mente es pensar y pensar en el problema, los discípulos vieron el problema, se asustaron y corrieron en busca de Jesús. El Señor nos da la autoridad para reprender inmediatamente la tormenta, la circunstancia y toda trampa maligna producida por el enemigo en el NOMBRE de JESUS.
Es necesario no darle lugar a los problemas ni tampoco tenemos que esperar hasta el domingo para que el pastor ore por nosotros. Dios nos da la autoridad para atar y desatar en el NOMBRE de JESUS. El temor es normal que llegue, pero es anormal que se quede. ¿Cómo es eso? Bueno te diré que a todos en algún momento de nuestras vidas nos ha dado miedo, la pregunta es ¿Qué vamos a hacer con el miedo? ¿Cómo lo vamos a cancelar en nuestras vidas? La respuesta es simple, ayuno y oración. Luego el resto le corresponde a Dios, pues la batalla le corresponde a Dios.
Cuando buscamos de Su ayuda y creemos que Él peleará de nuestro lado, solo debemos descansar en Él quietamente. Hermana hermosa, hermano guerrero, es necesario equiparnos con todas las armaduras de Dios para derribar toda artimaña de Satanás.
El Señor nos dice: Orad sin cesar porque es por medio del poder de la oración que podemos decir con autoridad Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón: Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (Salmos 27:3).
La palabra de Dios es mi fortaleza. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Hermana, hermano es tiempo de orar sin cesar para no caer en pecado. Es tiempo de ponernos las armaduras de Dios para saber cómo pelear. Es tiempo de doblar rodillas porque de rodillas somos más que vencedores en el nombre de Jesús. Hoy el Señor está buscando intercesores que lo busquen en espíritu y en verdad. Una verdad grande te voy a decir y la he practicado muchas veces, que cuando nos mantenemos en ayuno y oración y leyendo Su palabra y trabajando para el Señor nuestro Dios, el enemigo no tiene más remedio que largarse. Dice la apalabra en Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
Ya vez hermana y hermano no estamos solos por tanto no tenemos por qué temer.
OREMOS:
Amantísimo Padre celestial, Padre de la Gloria, Dios Fuerte, lleno están los cielos y la tierra de tu gloria. Gracias Señor por tu amor, tu gracia y tu misericordia. Padre si te he ofendido en pensamientos, en hechos o en palabras, perdóname y enséñame a caminar agradable a ti cada día. Padre eterno te damos gracias porque nos has dado espíritu de Poder, de Amor y de Dominio propio. Señor gracias por tu cuidado y tu cobertura, permite que tu Manto de Protección cubra a mis hijos, mi casa, mi trabajo, mi familia dentro y fuera del país. Señor yo sé que Tú eres real y Tú cuida de tus hijos. Gracias por tu protección en el nombre de Jesús. Amén.
No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de Mi justicia. Isaías 41:10
Autora: Bennie Flores
11 de Septiembre 2013
Escrito originalmente para: www.ministeriosdesanidad.org