“Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13 RVR 1960).

En unos de los estudios bíblicos para las mujeres les estaba hablando acerca del perdón, y para mi sorpresa, muchas de las mujeres todavía no habían perdonado a sus ofensores. Eran mujeres que conocían de Dios y tenían sed de Él, pero dentro de sus corazones existía un descontento muy profundo del pasado. Ese descontento es la razón por la cual muchos no han podido avanzan a otro nivel de fe. Muchas de las mujeres fueron abusadas, maltratadas y abandonadas y el miedo, la vergüenza y desconfianza hacia los demás provocaban guardan silencio. Sus heridas todavía estaban muy débiles y difícil de cicatrizar.

Cada uno de nosotros hemos pasado por situaciones muy dolorosas donde solamente se necesita la intervención y el perdón de Dios para superarlas. El Señor también trató conmigo en el área de perdonar a los demás. Cuando le entregamos a Dios todo ese dolor, y dejamos que sea Él quien trabaje en nosotros, las cosas cambian a nuestro favor. El Señor me liberó y me restauró completamente de tal modo que lo que antes me deprimía, me perturbaba y me quitaba el gozo, ahora lo veo como una bendición debido a que, si no hubiese pasado por esa situación, no estaría hablando de Dios hoy. Gracias Padre porque Tu Palabra me confirma en Romanos 8: 28 donde dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su Propósito son llamados”.

Perdonar a los demás, es lo mejor que le puede pasar a un ser humano, cuando perdonamos y oramos y bendecimos las personas que nos hicieron daño, las cadenas se rompen y somos libres. Dios conoce muy bien nuestra condición y Él no hace acepción de persona, o sea, Dios nunca va a favorecer a una persona más que a otras. En otro sentido de la palabra, Dios no va a mostrar favoritismo con las personas que nunca ha pecado y desechar al que anda cargado de pecado. Mas bien Dios se acuerda del que tiene muchas cargas y los hace descansar diciendo, “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar” (Mateo 11:28-30 RVR 1960).

Durante la enseñanza acera del perdón, les hablé a las mujeres acerca de la historia de Saulo cuando perseguía a la iglesia. Saulo no solamente perseguía a la iglesia, sino que también, fue testigo de la muerte de Esteban Hechos 7: 58. Un día, Jesús se le apareció a Saulo cuando este iba camino a Damasco y fue ahí donde Jesús le paró ese espíritu de persecución hacía los cristianos. El Señor tenía Planes Eternos para Saulo y mandó a Ananías para ministrarle a Saulo diciendo: “Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar Mi Nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque Yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por Mi Nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado” (Hechos 9:1-23 (RVR1960).

El Señor camina por caminos misteriosos porque en verdad, Saulo fue una persona que respiraba odio, sin compasión, llena de rencor y como dicen en mi país, “ese hombre no servía”. Tal vez Saulo no servía para los seres humanos, pero para Dios, le era de utilidad. Dios moldeó a Saulo, su vasija estaba hecha pedazos, no servía, pero Dios lo recogió. Dios recoge lo que no sirve y restaura todo lo que está roto, Él me recogió y cambió mi lamento en baile. Dios pudo ver matado a Saulo con un rayo y eliminarlo por completo del Libro de la Vida, pero Su misericordia es tan grande que le dio una segunda oportunidad porque tenía Planes Eternos para él. Dios perdonó, restauró y le cambió el nombre de Saulo a Pablo.

El perdón de Dios hacia Saulo fue incondicional de tal manera que Dios borró el pasado de Saulo completamente. Si Dios perdonó a Saulo cuanto más a nosotros, de modo que, si Dios perdonó, ¿quiénes somos nosotros para no perdonar? Debemos perdonar aun cuando nos han injuriados, maltratados o haber ultrajado nuestros nombres, porque es ahí donde recibimos libertad. Nunca he visto en las Escrituras que Pablo estuvo deprimido por su pasado. No he encontrado en la Biblia que Pablo se estancó en su Carrera por culpa de su pasado, más bien, él se humilló, se levantó, se arrepintió, pidió perdón y perdonó. Su pasado no dominó su presente, ni mucho menos lo estancó para llevar el Evangelio de Salvación a los gentiles, más bien, Pablo persistió en su Carrera diciendo: “prosigo a la Meta, al Premio del Supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14 (RVR 1960).

¿La falta del perdón te detiene? te ríes, aparentemente todo marcha bien, pero dentro de ti todavía existe ese dolor que obstaculiza tu paz y tu gozo. Muchas veces sientes decirle a una hermana o a un hermano lo que te ha pasado, pero el enemigo te pone como una llave en la garganta para que no hables. El objetivo de satanás es mantenernos esclavos del pasado porque esa es su estrategia para mantenernos esclavos, deprimidos y sin gozo. ¡Basta ya! Ya se le acabó el papelito y el teje y maneje a satanás, es tiempo de abrir la boca y confesarle al Señor todas tus cosas y creer por fe que Él te perdonó como lo hiso con el apóstol Pablo. Id, pero no peques más.

En tu confesión, asegúrate de buscar a la persona correcta y que sea una persona llena del Espíritu Santo de Dios. Te digo esto, porque hay cosas muy delicadas que no son para todo el mundo escucharlas. Si en estos momentos te encuentras atrapado o atrapada en el pasado y las heridas del pasado la tiene todavía abiertas o si las cicatrices cerraron, pero todavía te duelen, hay esperanza y Planes de Dios para tu vida. El Señor tiene Planes Eternos para tun vida, Planes de bendición y no de calamidad, Planes para darte un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11. Hoy el Señor viene a decirte que “… si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17 (RVR1960). “Si confesamos nuestros pecados, Él es Fiel y Justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Conclusión:

Jesús nos perdonó a todos en la Cruz del Calvario, Su amor por nosotros es tan grande que, aun siendo pecadores, Él nos mira con Su compasión. El anhelo de Dios es que cada uno de nosotros tengamos un corazón compasivo y perdonador. No podemos ir a la presencia de Dios cargados de odio y de un corazón que no ha perdonado. En el nombre de Jesús, arrojemos hacia el abismo y sin retorno todo tipo de resentimiento y de raíces de amarguras. Entrégale a Jesús todo lo que te está robando tu paz, humíllate antes Él, pide perdón y perdona. Te aseguro que encontrarás liberación y paz.  Jesús es el Alfarero que moldea tu vasija, eres instrumentos en Su Mano. 

Escrito por Bv. Flores
www.ministeriosdesanidad.org


Autora del libro “Venciendo los Miedos por fe: Corre para ganar”, está disponible en Amazon Kindle Edition | https://amzn.to/3Mz5Ztw

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