La oración es el pan espiritual de cada creyente, si no nos alimentamos de ella, andaríamos con hambre y desnutridos espiritualmente. La oración no solo abre camino, también concede las peticiones del corazón de acuerdo al Plan establecido por Dios. En la oración dependemos de Dios porque Él es el Único que lleva a cabo las peticiones. Cuántas veces vamos a la presencia de Dios cansados y triste y cuando oramos y le presentamos todos nuestros problemas terminamos calmados porque Dios nos brinda Su descanso. La paz que recibimos solamente la brinda Dios por medio de la oración.
¿Por qué la oración es tan importante en nuestras vidas?
La oración restaura y fortalece nuestra comunión con Dios. A medidas que nuestra comunión con Dios va creciendo, más nos acercamos al Trono de Su gracia. Por medio de la oración, tenemos acceso a Dios, porque Él nos escucha. Cuando oramos, le presentamos a Dios nuestros sueños e inquietudes para que sea Él obrando a nuestro favor. La oración es la llave que abre las puertas cerradas. Dios anhela que Sus hijos sean prósperos en todas las áreas. Quizás ha sentido que Dios no te estás escuchando cuando le está hablando. Dios nos escucha siempre, Jeremías 33:3 dice, “Clama a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. El Todopoderoso quiere que clamemos a Él para contestar nuestras oraciones de acuerdo a Sus Planes y propósitos. Dios conoce nuestras necesidades, pero Su anhelo es establecer una íntima relación con nosotros. En la oración sincera, nuestro espíritu se une al Espíritu de Jesucristo en una estrecha comunión. La oración nos brinda crecimiento en el Señor. La oración es la prioridad de todo creyente en Cristo.
La oración no es de vez en cuando, es constante. Una oración constante es aquella que se realiza en todo tiempo ya sea en la mañana antes del alba, en la tarde, en la noche y en todos los lugares que vayamos. Orad sin cesar quiere decir que siempre debemos estar orando a Dios en todo momento ya sea en tiempos malos y en tiempos buenos. Tenemos que buscar tiempo para orar. Es muy bueno comenzar el día en comunión con Él. Esta comunión requiere tiempo, disciplina y dedicación. Hoy el Señor quiere que nosotros estemos cerca de Él en todo momento para así gozar de Su plenitud.
Dios solo está esperando por nosotros. Cuando buscamos a Dios por medio de la oración, es necesario llegar a Su presencia con un espíritu humilde diciéndole: Señor, yo dependo de ti, purifícame, límpiame Señor y habla a mi vida, perdóname y dirígeme en lo que Tú tienes para mí. En el nombre de Jesús. Amén.
“Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”. Santiago 4:8 (RVR1960)
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