Juzgar a los demás es un comportamiento propio de los que no son salvos, aquellos que verdaderamente nunca han tenido un encuentro verdadero con Dios ni mucho menos han tenido a Cristo como su Salvador espiritual. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). En otras palabras, debe haber un cambio de corazón, arrepentimiento y de actitud para todo aquel que ha recibido a Cristo en su corazón. Cuando somos nuevas creaturas en Cristo, el Espíritu Santo nos hace sentir cuando estamos mal y luchamos para andar agradable a Dios. En otras palabras, no podemos darnos el lujo de volver a la vieja naturaleza de donde Dios nos sacó. La vieja naturaleza no debe reinar en nuestras vidas más. Juzgar a los demás no es una actitud apropiada de los auténticos creyentes que aman a Dios en espíritu y en verdad. Jesús mora en los corazones de Sus Hijos, por consiguiente, somos el templo del Espíritu Santo. En nuestro templo (corazón), no debe habitar intrigas, chismerías, contiendas, envidia, vanagloria, hipocresía ni nada que pueda contristar el Espíritu Santo que habita en nuestro corazón. Todas críticas negativas que se levanten en contra de tu prójimo, deben ser canceladas en la nueva naturaleza.
Mis preguntas son las siguientes: ¿Quién eres tú para juzgar? ¿Eres juez? “Dios es el Único juez. Él nos dio la Ley, y es el Único que puede decir si somos inocentes o culpables. Por eso no tenemos derecho de criticar a los demás” (Santiago 4:12 Traducción en lenguaje actual). Hay juicios para todo aquel que se dedica a juzgar al hermano, eso no lo digo yo, lo dice el Señor: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido” (Mateo 7:1-2 Nueva Versión Internacional (NVI).
“Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el Tribunal de Cristo. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14:10-12 Reina-Valera 1960 (RVR1960). En esta lectura bíblica de romanos, Dios no se dirige a las personas del mundo, Él se está dirigiendo a los “creyentes” y reprende a base de preguntas a los “cristianos” que se encuentran dentro de la iglesia criticando y llevando deserciones. Según el apóstol Pablo en romanos nos dice que todos vamos a estar presente en el Juicio Final y EL JUEZ por Excelencia, nuestro Padre Celestial, nos juzgará. En El LIBRO DE LA VIDA, Dios redacta TODO lo que hacemos, tanto bueno como malo, por tanto andemos en la luz de Cristo.
Los “creyentes” que se las pasan metiendo las narices en los asuntos de los demás, llevando y trayendo, de nada sirven para el Reino de Dios, porque en vez de llevar frutos traen oscuridad y división. Cristo es Luz, y Sus Hijos deben llevar luz de esperanzas y ánimo al cansado. “Pero si andamos en Luz, como Él está en Luz, tenemos comunión unos con otros, y la Sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado”. Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:6). “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:10). “Si confesamos nuestros pecados, Él es Fiel y Justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Todavía estás a tiempo para cambiar y andar en la Luz de Cristo. Dios es Luz, y no hay tinieblas en Él por tanto, andemos en Su Luz.
Escrito el 16 de Septiembre del año 2014
Por: B. Flores
Exclusivo originalmente para www.ministeriosdesanidad.org