Saber quién eres en Jesús es la clave para todo creyente. En nuestra identidad en Cristo, recibimos la gracia de Dios a través de Su Hijo. Elija creer lo que Dios dice de usted, saber plenamente quién eres en el Señor Jesucristo, te hace más que vencedor, puesto que, sabes que tus batallas no las estás peleando solo. Satanás se enoja cuando tú le declara tu identidad en Cristo, y huye cuando le dice: “soy hijo de Dios y Él es mi Padre”.
Como hijo de Dios, tengo acceso directo al Trono de la gracia a través de Jesucristo. Fui creado en Cristo Jesús para buenas obras, estoy seguro de que Dios completará la buena obra que comenzó en mí. Soy libre de cualquier condenación que se me presente y no puedo separarme del amor de Dios. Estoy vivo con Cristo. Tengo la confianza de que “ninguna arma forjada contra mi prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra mi en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Isaías 54:17).
Estoy seguro de que Dios obra para mi bien en todas las circunstancias. Nací de Dios y el maligno no puede tocarme, porque Cristo está conmigo, “por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente; ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro) (Romanos 8:35-39).
Fui elegido y designado para dar fruto. Soy la niña de Sus ojos. Soy bendecido con todas las bendiciones espirituales. Yo tengo vida eterna. Jesús me recató del dominio de Satanás. Soy un hijo de la luz, no de las tinieblas. Soy partícipe de Cristo. Estoy escondido con Cristo en Dios. Estoy conectado a la vid verdadera. Soy templo de Dios. Se me ha dado autoridad espiritual. Soy una expresión de vida en Cristo. Participo de un llamamiento celestial. Soy llamado a hacer las obras de Cristo. En Cristo tengo libertad, redención y perdón de pecados.
Estoy firmemente arraigado, edificado, establecido en mi fe y rebosante de gratitud. Tengo al Mayor viviendo en mí, Mayor es el que está en mí; que el que está en el mundo. He recibido el poder del Espíritu Santo para imponer las manos sobre los enfermos y verlos recuperarse, para expulsar demonios, para hablar en nuevas lenguas. Tengo la mente de Cristo. Estoy libre de la ley del pecado y la muerte (Romanos 8: 2). Soy hechura de Dios, creado en Cristo para buenas obras (Efesios 2:10).
He recibido el espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de Jesús, iluminados los ojos de mi entendimiento (Efesios 1:17, 18). Soy un creyente y la luz del Evangelio brilla en mi mente (II Corintios 4: 4). No me falta nada porque mi Dios suple todas mis necesidades de acuerdo con sus riquezas en gloria por Cristo Jesús (Filipenses 4:19). Soy llamado por Dios para ser la voz de su alabanza (Salmo 66: 8; 2 Timoteo 1: 9). Soy sanado por las heridas de Jesús (Isaías 53: 5; 1 Pedro 2:24). La enfermedad no tocará mi morada, porque por Sus llagas; soy sano.
Estoy sometido a Dios y el diablo huye de mí porque lo resisto con mis alabanzas en el Nombre de Jesús. Dios me ha bendecido con don de discernimiento, revelación, sabiduría; y ciencia para poder realizar lo que Él ha puesto en mí. Dondequiera que mis pies pisen seré guiado por Dios. Creo en todo lo que Dios dice acerca de mí, Él dice que me ama. Tengo la gracia y el favor de Dios, soy heredero de bendición. ¡Gracias Señor!
