Es necesario que en nuestras vidas haya un cambio para que suceda algo. El arrepentimiento puro de corazón hace que cambiemos el modo de actuar y de pensar. El arrepentimiento significa un cambio de vida, esto quiere decir que lo que hacíamos antes es totalmente eliminado y cambiado al modo que le agrada a Dios.
En esa nueva vida en Cristo entramos al Reino de Dios y cuando el Reino de Dios está cerca de nosotros hay sanidad, liberación y restauración. Cuando somos restaurados hay un cambio, Jesús viene como Rio de Agua viva lavando y sanando las áreas secas de nuestras vidas.
Había un hombre en la sinagoga que tenia seca una mano y Jesús lo sanó. Cuando me pongo a meditar en esta historia nos encontramos con un hombre con un problema físico pero junto a él se encontraban también los fariseos, creo que ellos no solamente tenían una mano seca, sino su alma y cuerpo completo. Ellos solo servían para criticar y buscar la forma de destruir a Jesús.
Aun dentro de ese ambiente de incredulidad la mano de Dios se manifestó con gran poder. Dice la Palabra de Dios que Jesús pasaba por la sinagoga y entró en ese lugar donde se encontraban los fariseos: “Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos.
Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo.
Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle” (Mateo 12: 9-14).
Jesús entró en la sinagoga para llevar justicia a una oveja enferma, Él no le importó sanar en un día de reposo, pues Su Poder se mueve a tiempo y fuera de tiempo. Hubo un milagro de sanidad en ese lugar.
Los fariseos se caracterizaban por observar con rigor la Ley de Moisés, y que en tiempos de Jesucristo era la forma dominante de la religión hebrea.
Los fariseos eran personas hipócrita que fingían una moral, sentimientos o creencias religiosas que no tenían. Jesús criticó a los fariseos por su hipocresía. Los fariseos optaron por seguir las tradiciones humanas y rechazar la autoridad de Cristo.
Jesús entró donde ellos se encontraban y surgió un milagro. Cuando vemos milagros en la iglesia, los hijos de Dios se regocijan y glorifican a Dios con júbilo en cambio en la sinagoga donde se encontraban los fariseos no aplaudieron, más bien buscaban la forma de destruir al Maestro.
Con esa actitud de religiosidad e incredulidad, el cielo se cierra para muchos. Aun así, el poder de Dios se movió en la sinagoga sanando al hombre que tenia la mano seca.
Ese hombre decidió obedecer y creer por fe, porque cuando creemos en Dios y en Su palabra suceden milagros.
No se habla mucho de este hombre, pero de una cosa estoy segura que él creyó por fe. El decidió salir de la mentira y seguir la verdad que es Cristo.
Como hijos de Dios tenemos el cielo abierto, tenemos un pacto donde Cristo es el garante y con esa garantía Él nos dice: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá” (Mateo 7, 7-12).
Hoy el Señor se detiene para ayudarte, Él te dice hoy: Levántate, extiende tu mano, porque para Él tú vale mucho. Él te va a sanar aunque sea Domingo. El Señor Jesucristo tiene el poder para cambiar tus lamentos en baile. El te dice hoy que te pare firme porque restaurará tu hogar esclavizado del adulterio y la brujería.
Jesús se ha detenido en tu vida para darte otra oportunidad de restaurar tu vida. Él te dice: Levántate extiende tu mano para sanarte y darte liberta. Levántate porque algo grande va hacer Jesús contigo en este día. Párate con autoridad y sin dudar en el nombre de Jesús, Él te va a guiar por el camino por donde debes caminar.
Extiende tus manos creyendo por fe y verás el poder del Espíritu Santo de Dios moviéndose en tu vida como nunca antes. Ponte de pie, extiende tus manos y alábalo. Hoy me levanto y extiendo mis manos porque soy restaurada (o), me levanto porque Dios me ha dado las fuerzas para continuar la carrera.
Soy renovada y restaurada en el nombre de Jesús. Mis familias son renovadas y restauradas, hay un cambio en ellos. Clamo vida sobre mis hijos, sobre mi matrimonio, sobre mi hogar y lo declaro libres en nombre de Jesús.
El Señor Jesucristo le dio vida a esa mano seca, hoy Él le ha dado vida a mis áreas secas. Todas áreas secas de mi vida son restauradas en el nombre de Jesús.
Hoy corren ríos de aguas vivas sobre mi hogar, mi familia, mi matrimonio y sobre mi vida.
Cristo es el Rio de Agua Viva que al que toca recibe un cambio para bien y no para mal. Otra vez te digo en el nombre de Jesús párate, levanta tu mano y recibe sanidad, levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz Y la gloria del SEÑOR ha amanecido sobre ti. Isaías 60:1
Si no les ha dado tu vida al Señor como el Salvador espiritual de tu vida, te invito a que busque de Jesús; en Él encontrarás tu sanidad. Padre celestial, reconozco que soy pecador(a).
Me arrepiento de mis pecados. Creo que Jesucristo murió por mis pecados, que resucitó al tercer día y vive para siempre. Creo que Jesús es el Hijo de Dios. Abro la puerta de mi corazón y de mi vida, y lo recibo como mi Salvador.
Deseo que Él sea el Señor de mi vida. Gracias por salvarme y sanarme, en el nombre de Jesús, amén.
Si decidiste convertirte en un cristiano en el día de hoy, bienvenido a la familia de Dios. Ahora, como una forma de crecer más en Su Palabra.
Comparte tu experiencia con otras personas de tu nueva fe en Cristo. Bautízate como lo ordenó Cristo.
Pasa tiempo con Dios cada día, simplemente desarrolla el hábito diario de orar y leer su Palabra.
Pídele a Dios que incremente tu fe y te de comprensión de su palabra; aplícala en tu diario vivir. Encuentra una iglesia local en la que puedas adorar a Dios.
Dios te bendiga