Desde el primer momento que Jesús llamó a Pedro, él obedeció la voz del Señor. Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, Él conoce de qué forma estamos hechos, y cuánto podemos resistir para Su llamado. El llamado que Jesús tenía para Pedro no era uno muy agradable, todos los discípulos de Jesús fueron probados; pero Pedro fue el que sufrió más regaños de parte del Señor. El amor de Pedro hacia Jesús fue tan sincero que se mantuvo obedeciendo y escuchando la voz de su Pastor. Por otro lado, Jesús nunca dejó de amar a Pedro, aunque utilizó palabras como: “Hombre de poca fe”, “Apártate de Mi Satanás”, “Me negarás tres veces.” Jesús conocía el Propósito que tenía para Pedro, en Su Plan, Dios tenía que hacer una transformación para que pudiera soportar lo que le esperaba. Ese cambio se reflejó no solamente en su carácter, también en su nombre; de Simón a Pedro.
El nombre de Pedro significa piedra o roca. El significado de piedra es falta de sensibilidad, dureza de corazón, o falta de sentimiento en las cosas que lo suelen causar.
Cada vez que medito en los caminos del Señor, no logro entender, mas sé que Él tiene un Propósito para cada uno de nosotros como lo tuvo con Pedro. Pedro era un hombre sin letras y del vulgo o sea un hombre común y corriente y sin ninguna distinción, pero desarrolló carácter. Él escuchó la voz de Dios y la siguió, “Mis ovejas oyen Mi voz, y Yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27). Jesús no miró la falta de educación que Pedro tenía más bien miró lo valioso y útil que le resultaría para Su Ministerio.
Cuando imagino a Pedro, lo veo como a un diamante ordinario y rústico que Dios pulió con propósitos extraordinarios para la Gran comisión del evangelio.
Pedro siguió a Jesús hasta el final de su carrera exitosamente. El nombre de Pedro reflejaba su dureza y su carácter. Él pudo resistir todas las pruebas, pasándolas con éxitos, pues nunca se apartó del Señor. Que rápidos somos para enojarnos cuando nos amonestan, cuando nos dicen que andamos mal, cuando nos corrigen. Imagínate que tu pastor te diga ahora mismo: “hombre de poca fe; porqué dudaste,” “Me negarás tres veces,” “Apártate de mí Satanás.” Te aseguro que si eso sucede lo primero que haríamos es dejar de asistir a la iglesia o deprimirnos.
Debemos de desarrollar carácter y dejar las emociones y sentimientos atrás para poder crecer en el Señor. El asunto no se trata de tú y yo; el asunto es acerca de Jesús y nuestro crecimiento en Él. Si caminamos como ovejas descarriladas, corremos el riesgo de desviarnos de nuestro Pastor.
En el caso de Pedro, Dios transformó su corazón para que él pueda resistir lo que le venía. Pedro ya no andaba bajo sus emociones ni sentimientos de religiosidad pues no lo sentía. Él no lloró cuando Jesús lo reprendió por su poca fe. Una cosa si te voy a decir, él lloró amargamente cuando negó a Jesús tres veces. Lloró porque él amaba a su Maestro. (Lucas 22: 62) Dios conocía la condición de tristeza en la que se encontraba Pedro, y el amor que éste le tenía. Cuando Jesús resucitó al tercer día, les dijo a sus discípulos, vayan y díganselo a Pedro. Ya me puedo imaginar la alegría que sintió Pedro al saber que Jesús se había acordado de él. Aun cuando andamos triste y solos, Jesús está con los brazos extendidos para recogernos y darnos otra oportunidad. Jesús se acordó de Pedro, de igual manera se acuerda de ti hoy.
Salmo 51:17 “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.”
Nunca es tarde para empezar otra vez, Dios te está llamando porque tiene propósitos para ti. Escucha Su voz, y síguela; verás cómo Dios obrará en tu vida de manera especial.
Oremos: Padre Celestial, ayúdanos a estar fundados en tu Roca. Tú eres mi Roca que me hace pararme en terrenos firmes. Enséñame a escuchar tu voz y obedecer tus mandamientos y así poder hacer tu voluntad. Amén.
Buenav. F.
www.ministeriosdesanidad.org