Estamos entrando en una época muy oscura y el enemigo viene solo para matar y destruir. Satanás es un mentiroso, él piensa que está ganando, él sabe que le quedan poco tiempo; y se quiere llevar unos cuantos con él. Dios lo echó del cielo y él nunca aprendió su lección. Es hora de velar, orar; y estar cerca de Dios. Es tiempo de buscar el Rostro de Dios y entregarnos de corazón a Él, Jehová de los Ejércitos es Su Nombre; el que envió a Su Único Hijo Jesús para morir por todos nosotros. En Jesús tenemos la salvación.
Ser salvo requiere un paso de fe hacia el Único que puede salvarnos, Jesucristo nuestro Salvador.
La Biblia nos enseña en Hechos 4:12, que “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (RV60). Si alguien quiere alcanzar la salvación, si alguien quiere andar en el camino y gozar de bendiciones; el único Camino es Jesús. Juan 14: 6, nos confirma aun más que, “Jesús le dijo: Yo Soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí”. Proverbios 14:12, nos dice que “hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”. Esos caminos son anchos porque están prestos para muchas cosas que solo conducen a la destrucción, pero Dios nos direcciona y nos dice: “Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Y yo les pregunto: ¿Quieren entrar por la puerta estrecha? ¿Les gustaría que Jesús fuera el Señor de sus vidas? Entonces pidan a Jesús que entre en sus vidas ahora mismo. Tal vez me dirás: “no estoy preparado, soy un pecador”. “Mis pecados son demasiado”. Jesús es todo amor, una vez más nos jala con Su cuerda de amor diciendo: Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18, RV60). Cuando reconocemos que somos pecadores, nos humillamos ante el Señor, y lo aceptamos como nuestro Señor y Salvador; Él entra a nuestras vidas y hace habitación en nosotros.
Si todavía no has confesado a Jesús como tu Salvador espiritual, hoy es tu oportunidad. Te invito a que lo acepte hoy. Esta decisión es muy personal, es algo entre tú y Dios, no es algo que se repite por repetirla; es una cuestión del alma. Recuerdas que Dios te ama y quiere tener una relación contigo.
Plan de Salvación:
Señor Jesucristo, vengo a Ti, así como soy, un pecador, me arrepiento de todos mis pecados y límpiame de toda maldad. Reconozco que eres el Hijo de Dios y que moriste por mí en la Cruz del Calvario. Señor Jesús te pido que entres a mi corazón. En este día te acepto como mi Señor y Salvador. Señor me entrego a Ti, hazme la persona que Tú quieres que yo sea, sana mi cuerpo, alma y espíritu; y cúbreme con Tu preciosa sangre. Te pido que escriba mi nombre en el Libro de Vida y me llene con tu Santo Espíritu. Gracias Señor por salvarme y sanarme. En el nombre de Jesucristo Amén.
Jesús dijo: “¡Aquí estoy! Me paro frente a la puerta y golpeo. Si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré “. (Apocalipsis 3:20)
Mensaje de Dios www.ministeriosdesanidad.com
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