El mundo anda buscando la manera de conseguir el éxito, hay tantos libros y videos acerca de este tema que ya las gentes no saben cuáles de estos temas resultan los más efectivos para lograr lo que ellos quieren obtener. Todos queremos ser exitosos en la vida, todos tenemos un propósito, una visión, una meta, y un sueño que realizar.
 
En el libro de Efesios, Dios nos habla de vivir una vida con éxito y quien escribió el libro de Efesios fue el apóstol Pablo, y lo hizo con el propósito de darle aliento a la iglesia de Efesios.

El animaba a sus hermanos diciendo: “Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:10-11).

Me llama la atención que durante esta exhortación de ánimo, Pablo se encontraba preso. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿Cómo una persona estando en prisión me viene a hablar de éxitos? Cuando nos detenemos a meditar en la historia de Pablo, confirma que aunque su cuerpo físico estaba en prisión, su espíritu no. Aún en la cárcel su vida estaba llena de libertad y de éxitos, porque Cristo estaba con él.

La vida pasada de Pablo que en aquel tiempo se llamaba Saulo, fue una vida oscura. Un día salió con permiso del rey hacia Damasco, para continuar la persecución a los cristianos. Dios se le apareció por medio de una gran Luz. Jesús tuvo que iluminarlo por completo porque la oscuridad en que se encontraba Saulo era muy grande, dice la Palabra que Saulo a causa de la Luz, cayó al suelo y sin poder ver.

Esto confirma la ceguera espiritual por la cual él anduvo todo el tiempo, Esa ceguera se manifestó en Saulo en lo físico. En ese enfrentamiento, Jesús solamente le hizo una pregunta, y llamándolo por su nombre le dijo: ¿Saulo, porqué me persigue? La verdadd es que Saulo andaba en el camino equivocado y aunque él no conocía de Dios, Dios vigilaba todos sus pasos.

Dios le dijo: “Saulo tú estás en malos pasos y Yo tengo propósitos para ti. El propósito del Señor hacia Saulo, era de cambiarlo y encaminarlo hacia el Camino de Su Luz. Jesús es la Luz que cambia y borra todos nuestros pecados. Para que esto suceda, debemos estar completamente doblegados y entregados a Cristo para que Él obre en nosotros.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas” (2 Co 5.17). Dios revistió a Saulo, Él lo vistió con Su Manto de amor para conducirlo en Su Camino, que luego lo llevó al éxito.


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