“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (hebreos 1:1 (RVR1960). La fe es la confiabilidad o confianza en Dios, dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron. Si cree en Dios de todo corazón, considérate bienaventurado.
La fe es lo opuesto a la apostasía, que significa el abandono de la fe. La fe es el orden establecido a la lealtad de Dios y a Sus Promesas, por tanto, es necesario descansar en Sus promesas, caminar en Sus promesas y vivir en Sus promesas para no vivir en pobreza ni en derrota. La fe es vida y muchos se agarraron de ella y fueron bendecidos.
Por fe Pedro caminó sobre las aguas, por fe la mujer del flujo de sangre recibió sanidad, por fe Abraham creyó en el SEÑOR, y Él se lo reconoció por justicia. Por fe logramos alcanzar la salvación. “Por gracias somos salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es Don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9).
La fe no es visible, es una Realidad Eterna y Verdadera para los creyentes que la ven con el ojo espiritual y que la abrazan de todo corazón. ¿Desea abrazarla? Pídela a Dios, y Él te la dará. ¿Quieres que Dios te aumente la fe? Él te la aumentará.
La fe es la certeza de lo que se espera: Esto significa que voy a tener la plena convicción o seguridad de recibir lo que espero de acuerdo a los Planes establecidos por Dios para mi vida. “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:23).
Cuando creemos en lo que Dios nos enseña en Su Palabra recibimos una seguridad de tal manera que ya podemos ver con los ojos espirituales lo que queremos recibir de acuerdo al Propósito de Dios para nuestras vidas. Solo hay que creer y no dudar.
La convicción de lo que no se ve: Como creyentes, es necesario vivir con la esperanza de lo que no se ve. Esto significa vivir confiado y con la certeza que Dios trabajará en el presente y en el futuro de acuerdo a los Propósitos de bienestar que Él tiene para mi vida. La fe proviene de nuestro Dios Todopoderoso, Él es quien planta esa semilla pequeña de fe en mi corazón para creer y ésta se activa en mi oración.
Cuando abrazo y creo en esa poderosa semilla, florece hasta convertirse en un árbol robusto y hermoso en mi vida de tal manera que todo lo que le pida a mi Dios, Él me lo concederá de acuerdo a Su Plan perfecto para mí. La fe es perseverancia, debo de esperar con firmeza creyendo que lo que le estoy pidiendo a Dios viene a Su tiempo y no al mío. La fe es una convicción que se aumenta cada día, es la certeza que las cosas que deseo sucederán, aunque no lo vea en el momento, pero sé que las veré en el nombre de Jesús. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
La Palabra de Dios es vida y estas palabras cobran vida a mi vida, la recibo y la creo en el nombre de Jesús. ¡Amén!
Espera tu milagro por medio de la fe en Dios.
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