Servimos a un Dios misericordioso  que se apiada cuando Sus hijos les vienen las tormentas. En medio de las circunstancias es maravilloso saber que Dios es nuestro Alfarero, Él está listo para moldear y restaurar lo quebrado.

Él prometió que nunca nos dejaría. El Señor Jesucristo es el que está al control de tu vasija, Él conoce el porqué esa vasija ha sido quebrada y hoy quiere moldearte con Su amor, solo confía en Él y Él obrará en tu vida.

Quizás te ha sentido sola, desamparada, y te han desechado, hoy el Señor te abraza y te dice: “No temas Yo estoy contigo, tus problemas son como nada en Mis manos.” Confía plenamente en Sus promesas y en el poder de las obras de Sus Manos en tu vida.

Recuerdas que así como la vasija en manos del alfarero pasa por procesos fuertes, de igual forma debemos pasar en las Manos de Dios. Cuando los alfareros de profesión trabajan la vasija y al moldearla ésta se quiebra de inmediato viene y la tira a la basura porque no tiene paciencia para tratarla, en cambio Dios nunca desprecia Su vasija. Si se rompe la vasija, Él por Su misericordia la moldea de nuevo.

Él es el Alfarero que cuida y guarda con mucho cuidado Su frágil vasija prestándole el mayor de los cuidados. El proceso es doloroso pero en las manos de Dios todo vendrá para bien. 

Dios siempre hace cosas nuevas en nuestras vidas. Aunque tu vasija se encuentre quebrada, Dios nunca se olvidará de ti. Aunque te sientas quebrantada y te han rechazado, conozco a un Alfarero que nunca rechaza Sus vasijas, Su nombre es Jesús.

Tú eres hermosa para Dios, Él lleva tu nombre engravado en la palma de Su Mano porque te ama con amor eterno. “Pero Sión dijo: «El SEÑOR me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí.» « ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus muros siempre los tengo presentes.” Isaías 49:14-16

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre, Él nunca cambia. Sus promesas son verdaderas, Él no te ha abandonado, Él quiere moldear tu vasija. Él te dice hoy: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: “No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:5-6).

Señor Jesucristo, gracias por tu amor y Tu misericordia, tuyo es el poder y la gloria por siempre Señor. Creador del cielo y de la tierra, no hay nada imposible para ti. Toma mi vida Señor, en tus Manos estoy. Señor Jesús, si mi vaso está quebrado, rómpeme, y moldéame a la vasija que Tú quiere que sea. Mi vaso está en tu Mano, tómame Señor Jesús porque sé que en tu Mano estoy segura.

Señor envío esta oración a todas aquellas vasijas que en algún momento de sus vidas fueron rechazadas, abandonadas y que todavía viven con ese sufrimiento de su pasado. Señor obra en sus vidas, transforma, restaura y moldea a tu pueblo. Precioso Jesús, cuán bellas son tus obras, tu anhelo es que estemos restaurados, y sanados para brillar en la oscuridad y ser vasos útiles en tus manos.

Señor cuando los alfareros trabajan con sus vasijas y ésta se quiebra, ellos las tiran a la basura porque para ellos no tienen valor. Eso no es así contigo, somos valiosos en Tus manos. Precioso Jesús, Tú eres el Alfarero que sabe muy bien trabajar con las vasijas y tu especialidad es salvar aquella que están quebradas rotas y sin ningún valor. Tú recoge lo que el mundo rechaza.

Cuando el mundo me rechazó, llegaste a mi vida y me recogiste, Tú recoge lo que no sirve y lo transforma a una vasija preciosa nueva y resplandeciente para llevar frutos.

Amado Dios, cuando andaba en el lodo cenagoso, Tú extendiste tu Mano y me limpiaste borrando todos mis pecados. Cuando estuve enferma, tu sangre me sanó. Cuando andaba perdida sin rumbo y sin dirección, Tú me guiaste dándome un nuevo amanecer para alumbrar mi existir.

Cuando andaba quebrada y rechazada por los demás, tu misericordia me recogió borrando y moldeando mi vida. Señor gracias por moldear este vaso y hacerme hermosa en Tus Manos para llevar frutos. Señor Jesús reconozco que durante mi moldeamiento, sufrí pero ahora puedo ver con claridad tus propósitos obrando en mí. Gracias Señor, recibe la gloria y la honra por los siglos de los siglos, Amén.

“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6).

Bendiciones

Escrito: El 22 de Octubre de 2012
Escrito originalmente para www.ministeriosdesanidad.org


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