Orando En Todo Tiempo
“Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:7, RV60).
Cuando escogemos el bien y desechamos el mal, envuelve rendirnos a la autoridad y mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Dios tenemos las fuerzas para estar firmes y así resistir a todo ataque enviado por el adversario. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Efesios 6:12-18
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