Los proverbios Dios nos los otorgó para llenarnos de sabiduría antes diferentes situaciones de la vida. Dentro de las cuales, existen situaciones que necesitamos saber cómo utilizar la palabra que sale de la boca. Es ahí donde Dios nos dice que “la blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” (Proverbios 15:1-2). Parece ser que el furor, la ira, el odio, las calumnias o llámese cualquier modo de comunicación despectiva, están cobrando fuerzas en estos últimos tiempos.
Si vamos a hablar fuera de lugar, criticar o llevar contiendas a través de la palabra gruesa y cargada de ira, lo mejor es callarse. El demonio de calumnia y división siempre ha existido, pero se ha levantado como nunca antes en la historia de la humanidad, especialmente entre las familias. En discusión de familia o en comentarios entre las propias familias es necesario saber muy bien cómo utilizar las palabras, porque el enemigo tiene la habilidad de cambiar lo que dijiste de forma negativa para dividir y sembrar odio. Satanás se mete para dividir y contradecir lo que Dios unió. En la división familiar nadie gana debido a que, existen lazos familiares que jamás se pueden romper. En una división queda ese desazón que prohíbe convivir juntos en armonía, alguien dijo: “lo amo pero tengo una espinita que no logro arrancar”. Hoy Dios viene a arrancar de raíz esa espina que por muchos años tiene dividida la familia en el nombre de Jesús.
Los lazos familiares son más fuertes cuando existen el perdón, el respeto, la sinceridad y la manera en cómo hablas y te diriges a ellos. ¿Sabes que el mayor interés de satanás es dividir lo que Dios unió? El enemigo utiliza a los más débiles para llevar contiendas y calumnias entre los hermanos, es triste decirlo, pero es la realidad. Siempre va a ver uno que hablará de más, pero Dios nos da sabiduría y nos manda a utilizar palabras blandas para evitar las calumnias, las contiendas y el furor. Bebemos de ser sabios y saber cómo responder cuando alguien en la familia o fuera de la familia, viene con calumnias y con palabras ásperas en contra de los demás. Dice la Palabra de Dios que “la lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces” (Prov. 15:2).
Dios nos dice en Proverbios 6:16-19 que, existen siete cosas que Él aborrece y abomina Su Alma, dentro de las siete hay tres de esas cosas que tienen que ver con lo que decimos despectivamente con la boca y son: 1. La lengua mentirosa, 2. El testigo falso que habla mentiras, 3. Y el que siembra discordia entre hermanos. Prov. 6:16-19
Dice la Palabra, que Dios aborrece la lengua mentirosa, el testigo falso que habla mentiras y el que siembra discordia entre los hermanos. Nosotros tenemos la obligación de saber muy bien utilizar las palabras que salen de la boca para hablar la verdad y que estas sean sinceras y agradable al oyente. Para evitar hablar mal de los demás es necesario evitar caer en comentarios despectivos o caer en el entretenimiento de la calumnia. Si usted no tiene nada que decir mejor cállese para no echarle leñas al fuego y así, no pecar contra Dios. Si usted ve que se le acerca un familiar o una amiga hablándole acerca de un integrante de la familia o de una persona fuera de la familia, no se enlode en la conversación ni mucho menos le haga coro. No opine, y si opina, que su opinión sea para la unión y el beneficio de todos. Lo más sabio es decirle: Vamos a orar. Con esto, dejará ver que usted no va a participar o entretenerse con el comentario, la oración le tapa la boca al demonio de calumnia.
La lengua mentirosa y chismosa, Dios la aborrece, alguien dijo que el “chisme entretiene”, recuerdas que, si te entretiene con el chisme, te convierte en un chismoso también. La persona que siembra discordia entre hermanos ya sea en la misma familia, en la iglesia o en cualquier lugar que va, se está metiendo en un grave problema con Dios. Dice la Palabra que Dios no aprueba al testigo falso que habla mentiras y al que siembra discordia entre hermanos. Hay juicios para todo aquel que habla mal de los demás y peor es, si la personas es hijo (a) de Dios, salvado, lavado y perdonado por la sangre de Cristo. Mucho cuidado con hablar mal acerca de un hijo de Dios, porque te estás condenando con tu propia boca.
“Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y Su salvación de Mí vendrá, dijo Jehová”. Isaías 54:17 (RVR1960)
La lengua que brinda alivio es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu. Proverbios 15:4
Oremos: Señor gracias por tu Palabra, ayúdame a saber utilizar mis palabras con sabiduría, que cuando abra mi boca sea para bendecir y no maldecir. Sella mi corazón y mis labios para cuando hable, hable con sabiduría. Padre Eterno te pido que mis palabras siempre “contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan”(Efesios 4:29). Amén.
Escrito por B. Flores www.ministeriosdesanidad.com
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