“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. (RV1960)

Todo lo que declaramos con la boca con fe y sin dudar ocasionará un cambio a nuestro favor debido a que, las palabras cargada de fe son armas espirituales muy poderosa. Cuando declaramos Palabra de fe a nuestras vidas y a las vidas de nuestra familia, tienen que ser acompañada en el nombre de Jesús. Él es quien va a realizar la obra de acuerdo al Plan y propósito para cada uno de nosotros. El nombre de Jesucristo equivale a tener acceso a la presencia de Dios. En Juan 14:13-14 nos dice: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi Nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi Nombre, Yo lo haré”. Cada vez que buscamos la presencia de Dios en alabanzas, en adoración y en espíritu y en verdad, nuestra oración va dirigida al Padre en el nombre de Jesús, y Él por Su misericordia nos la devuelve como lluvia de bendiciones.

Cuando declaramos palabras de fe, algo grande sucede, solo tenemos que creer. La mujer del flujo de sangre estuvo sufriendo durante doce años yendo de doctor en doctor y gastando su dinero. Dice la Palabra de Dios, que ella había gastado todo lo que tenía. Ella tal vez escuchó acerca de diferentes doctores y ninguno pudo sanarla. En medio de su emergencia, ella no se dio por vencida, esta mujer escuchó acerca de Jesús y los milagros que Él había realizado. La mujer del flujo de sangre puso en acción su fe, ella decidió confiar en el Maestro y en el poder de Sus Palabras diciendo: “Si tocare solamente Su Manto, seré salva”. Y así fue, porque ella lo declaró en el Nombre de Jesús; Doctor de doctore.

Yo no sé cuál es tu necesidad, pero Dios las conoce todas. Levántate y empieza a declarar creyendo con fe lo que tú estás declarando en el nombre de Jesús. Clama con tus labios y en voz alta tus necesidades porque para Dios no hay nada imposible, lo que es imposible para los hombres es posible para Dios, Él es el Dios de lo imposible. Dios no conoce límites, Él tiene el poder para abrir caminos donde no existen ninguno.  Dios no solamente trabaja en el área de sanidad, también Él se manifiesta como jehová Nissi, Jehová es mi Bandera; el que cuida y guarda de nosotros. También se manifiesta a nuestras vidas como Jehová Jireh, Jehová nuestro Proveedor espiritual y material. La Palabra de Dios nos habla en Jeremías 32:27 que Dios le dijo que comprara una heredad dentro de un lugar que iba a ser saqueado por el enemigo. No había esperanza en ese lugar, los vientos y adversidades ocasionaba miedo a los habitantes, pero Dios le dijo a Jeremías: “invierte en la ciudad”. Hijo mío, hija mía, no temas a lo que ve con tu ojo físico y a lo que el reporte médico diga de ti, porque “Yo Soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para Mí? (Jeremías 32:27).

Lo único que tienes que hacer es: arrepiéntete y dale tu vida a Jesús y pedir con fe creyendo que lo que tú estás pidiendo se hará realidad de acuerdo al Plan predestinado que Dios tiene para tu vida. Arrepiéntete y llénate de esa fe que mueve montañas. Creemos y servimos a un Dios Todopoderoso y todo suficiente, para sanar y restaurar lo que ha estado roto por muchos años. Dios conoce todo y no hay barreras, no existen obstáculos para Dios, solo créele a Él y verás lo que Él puede hacer a tu favor. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis en el nombre de Jesús. Cree por fe y espera en el Señor.

Oremos:
Padre Eterno, Padre Celestial, Jehová Rafa, el Dios que me sana. Gracias por adoptarme como tu hijo (a), hoy sé que estoy en tus manos y si estoy en tus manos estaré seguro (a). Señor, tu Palabra dice que todas las cosas son posibles para aquellos que creemos en ti. Yo te creo Señor. Padre, obra en mi vida, perdóname y enséñame cada día a vivir conforme a Tus Estatutos. Padre mío y Dios mío, te pido que cubra y sane cada órgano interno y externo de mi cuerpo con tu sangre preciosa. Guarda mi mente, pero sobre todo guarda mi corazón. Hoy me levanto con fe creyendo y declarando con mi boca que soy sanado (a) por el poder de Tu Palabra donde dice: Jehová Dios mío, a Ti clamé, y me sanaste” (Salmos 30:2 (RVR1960).

Gracias Señor porque lo creo y lo recibo en el nombre de Jesús. Aleluya, aleluya, aleluya, Amén.

No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH” (Salmos 118:17 (RVR1960).

Escrito por: Bv. Flores
www.ministeriosdesanidad.org


Autora del libro “Venciendo los Miedos por fe: Corre para ganar”, está disponible en Amazon Kindle Edition | https://amzn.to/3Mz5Ztw

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