Dios Sanador
“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11:21, RV60).
Marta se encontraba desesperada y muy triste al ver que su hermano Lázaro había partido, su única esperanza era Jesús. A pesar de que Jesús no se encontraba con ellas al momento de la muerte de Lázaro, Él sabía muy bien lo que estaba aconteciendo en la casa de Marta y María las hermanas de Lázaro. Cuando el Maestro llegó a la casa de ellas, solo encontró tristeza, lágrimas; y desconsuelo. En su desesperación, Marta le dijo a Jesús: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Juan 11:21, RV60). Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero” (Juan 11:23-24). En su desconsuelo, Marta ni siquiera se dio cuenta, ni se detuvo a reflexionar en lo que le había dicho Jesús, o tal vez, no entendió la magnitud de las Palabras extraordinarias de Jesús. Aunque el Maestro le contestó a Marta de manera futura, Él era el Presente para ella en ese instante y en su necesidad. Jesús estaba ahí para levantar a Lázaro de la muerte en ese preciso momento (Presente).
Dios cambió y transformó el modo de pensar de estas hermanas cuando vieron a su hermano salir vivo de la tumba. ¡¡¡Aleluya!!!
Cuando Dios habla ejecuta Su Palabra, pues Él no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Números 23:19, RV60.
Muchas veces pensamos que Dios se ha olvidado de nosotros, es ahí donde tenemos que creer por fe; y poner nuestra fe en acción. Levantemos nuestro clamor a nuestro Dios, creyendo por fe que Él nos escucha; Dios escucha nuestras oraciones y se conduele de cada uno de nosotros. Él es el Dios todopoderoso y está al control de nuestras necesidades.
Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a Él todos los enfermos; y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de Su Manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos (Mateo 14:36. RV1960).
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1, RV60). Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. En Él hay sanidad, liberación y salvación.