Escucha Tú Tierra Porque Habla Jehová de los Ejércitos

Soberano Dios, Tú que moras en las Alturas y estás Coronado de Gracias.  Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, en estos momentos venimos ante tu presencia como un pueblo para exaltar y enaltecer tu Nombre. Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres Tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu Mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? Dios nuestro, ¿no echaste Tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? (2 Crónicas 20). Ahora, pues, intercedemos porque reconocemos que Tú eres un Dios Todopoderoso y no hay nada difícil para ti oh Dios de los Ejércitos, Dios Sanador.

Tu Palabra dice y en ella creemos por fe que, “si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:19). Ahora como un pueblo y con un mismo sentir, unánimes en oración, suplicas y ruegos, te pedimos que nos perdone y sane, restaure y liberte nuestra tierra. Señor reconocemos que te hemos fallados, nos arrepentimos de todo corazón. Tú has prometido que cuando un pueblo se humilla ante Ti, en oración, buscare tu Rostro y se vuelve de sus malos caminos, entonces Tú oh Dios, oirás desde los cielos, nos perdonarás de nuestros pecados y sanará nuestra tierra.” Así como un pueblo nos arrepentimos obedeciendo lo que Tú nos dice en 2 Crónicas 7:14:

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. 

Estados Unidos y todas las naciones tienen que volverse a Dios y así ser sanadas. Amén.
Ahora pues Señor, intercedemos por los Estados Unidos de América y todas las naciones. Muchos se asombran del prejuicio, la discriminación, el racismo y la violencia, pero eso no es nada nuevo. El prejuicio, la discriminación, el racismo y la violencia siempre han existido por generaciones. En el nombre de Jesús rompemos todas cadenas generacionales de esclavitud, de prejuicios y de racismos. Nuestra nación se encuentra en un estado de emergencia donde solo Tú oh Dios puedes solucionar los problemas que por generaciones están ahí adormecidos como un volcán. Un volcán hace erupción, causa daño, se aplaca y de tiempos en tiempos se despierta, pero el problema sigue ahí. Padre Eterno, causa que ese volcán de injusticia, prejuicios y discriminación explote y se desintegre en el nombre de Jesús. Padre Eterno, sabemos que Tú eres un Dios de Justicia y que, “…no hace acepción de personas” (Hechos 10:34).
En otras palabras, Dios no hace acepción de personas, no importa el color, la raza, el idioma, sea rico, sea pobre, Dios nos ama a todos por igual. Podemos ver a nivel mundial el desmoronamientos moral y social donde los valores se han ido perdiendo, aun dentro del hogar. Podemos percibir más el odio, la violencia, la injusticia que el verdadero amor. En vez de amarnos lo que estamos haciendo es destratándonos y odiándonos sin tomar en cuenta lo que dice la Palabra de Dios “ama a tu prójimo como a ti mismo y aun a tus enemigos”. Como dice la palabra en Mateo 24:12 “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”.

La Palabra de Dios está llena acerca de este tema que tanto dolor ha ocasionado y que está latente en nuestra sociedad. Señor saca a la luz y doblega ese espíritu maligno que solo se fija en el aspecto de las personas. Dios no se basa en el aspecto físico del hombre, sino en lo que está dentro del hombre. 1 Samuel 16:7 confirma: “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque Yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.

¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? (Santiago 2:4). La clave de todo esto es: amar a los demás como Dios nos amó primero. Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis” (Santiago 2:8).

Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Santiago 2:1-5

Me pregunto: ¿Cómo el pueblo de Dios va a accionar ante esta emergencia de prejuicios y violencia? El pueblo de Dios tiene la responsabilidad de unirse en unidad, con un corazón sin manchas y sin arrugas, en ayuno y oración para ser luz en medio de la oscuridad.
Ama a tu prójimo como a ti mismo y aún, a tus enemigos.

Escrito por B. Flores
www.ministeriosdesanidad.org

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