“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” (Salmos 27:10)

Cada uno de nosotros hemos sentido temor en un momento dado de nuestro existir. Existen diferentes maneras de temores tales como, temor a expresarse en público, temor en momentos de tomar decisiones, temor de emprender un negocio, temor a las alturas, temor a la enfermedad y temor a la pobreza y violencia. La desesperanza, el miedo y el temor de estos últimos tiempos está acaparando la atención a la humanidad. Se puede decir que el temor está llevando a muchas gentes a la desesperación. El Salmista en el Salmos 27 nos declara que nosotros podemos vencer el temor clamando la Luz de Cristo que nos brinda salvación.

Cuando el Salmista declaró este clamor, sus enemigos lo estaban persiguiendo, incluyendo su propio hijo Absalón diciendo: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado. Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en Su templo. Porque Él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de Su morada; sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y yo sacrificaré en Su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.

Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová; no escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación. Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos. No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad. Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”. (Salmos 27: 1-14 (RVR1960).

Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en Él esperaré. Bueno es Jehová a los que en Él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová” (Lamentaciones 3:24-26 (RVR1960).

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