No temas, me dijiste
Lamentaciones 3:22-24: “Por el gran amor del Señor no hemos sido consumidos y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Me digo a mí mismo: «El Señor es mi herencia. ¡En Él esperaré!».
Desde lo más profundo de la fosa invoqué, Señor, tu Nombre, y Tú escuchaste mi plegaria: «No cierres tus oídos a mi clamor de alivio». Te invoqué, y viniste a mí; «No temas», me dijiste” (Lamentaciones 3:52-57
Por más fuertes que sean los vientos y las tormenta; No tema.