El enemigo de estos últimos tiempos luce que está ganando, vemos a nuestro alrededor cómo la humanidad va en decadencia debido al odio y la maldad. La Palabra de Dios nos dice que, “Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este Evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:12-14 (RVR1960).
No importa en la atmosfera tóxica de odio y maldad en que nos encontremos, no importa en la persecución o en críticas negativas detrás de nuestras espaldas o si el mundo se encuentre en tumulto, Dios siempre sostendrá a Sus hijos con Su amor. La Palabra de Dios nos dice que, “Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Eso no quiere decir que nosotros vamos a contaminarnos con ese espíritu tóxico del odio. Dios nos dice en Jeremías 15:19 “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, Yo te restauraré, y delante de Mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como Mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Reina-Valera 1960 (RVR1960). Bajo ninguna circunstancia tenemos que imitar las iras de los demás, no podemos imitar las iras porque traen consecuencias muy profundas a las personas y a los demás.
El Señor es lento para la ira y grande en misericordia, tenemos que ser lentos para la ira, debido que con la boca podemos herir profundamente y de esta conducta nace el odio y la desunión. ¿Qué rápido somos para juzgar y hablar detrás de la espalda del hermano? Hoy el Señor nos manda a ser lentos para la ira y andar en Su amor. Se que estamos viviendo en tiempos difíciles, aun así, Dios nos da la fortaleza para seguir luchando y viviendo en Su amor, que, aunque estemos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 2 Corintios 4:8-10 (RVR1960)
Reflexionemos y no permitamos caer en las estadísticas de los que están intoxicados con el odio en estos últimos tiempos, oremos para que ellos alcancen a conocer el amor de Dios. Andemos como Cristo, perdonando a quienes nos injurian y nos lastiman. Aprendamos a tratar a las demás personas con respeto como queremos ser tratados.
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” 1 Corintios 13:4-7 (NVI). En cuanto sea posible, bendice y ama a tu hermanos y deséale bien, con esto, ganará favor delante de Dios.
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