“Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas” (Deuteronomio 28:13).
Para obtener el galardón es necesario correr la carrera de la fe con disciplina, esto conlleva una dedicación constante en obediencia a Dios.
Cuando los atletas se preparan para las competencias, es necesario que ellos desarrollen músculos para resistir el entrenamiento y obedecer y seguir paso por paso las reglas del entrenador.
Si el atleta es disciplinado, y sigue sus entrenamientos con disciplina y dedicación, obedeciendo a su entrenador, éste siempre estará al frente en los primeros lugares y no detrás.
El deseo de un entrenador es que sus atletas salgan victoriosos en la carrera. Un buen entrenador desea el bienestar de sus atletas y por esa razón él los impulsa y los anima a seguir.
El entrenador espera que sus atletas den el cien por ciento de sus esfuerzos y así obtener los resultados esperados sin ningunas dudas. El entrenador se prepara para su oficio y se empapa previamente de herramientas para satisfacer las necesidades individuales de sus atletas.
El entrenador no quiere que sus atletas perezcan mas quiere que ellos salgan triunfadores. Así mismo hace nuestro Dios, nuestro Entrenador con nosotros. El Señor anhela nuestro bienestar, Él quiere que seamos obedientes a Su Palabra, disciplinados y constante en la oración para no fracasar en las pruebas.
La desobediencia y la inconstancia es la que nos enfría y nos hace fracasar. El atleta inconstante es aquel que va a la práctica un día sí y el otro no. Esa inconstancia tiene como resultado una mala comunicación con su entrenador, y como resulatdo viene la derrota, pues al momento de la competencia los lugares serán los últimos.
Es ahí donde entra la desesperación, la vergüenza y la tristeza. Un atleta no debe acudir a sus entrenamientos cuando le da la gana o cuando tiene capricho, éste debe ser responsable.
En lo espiritual sucede lo mismo, Dios espera que Sus hijos sean constantes y diligentes al llamado que Él les ha dado. Dios no quiere que lo busque a medias o cuando tiene problemas o cuando te encuentras en apuros.
Jesús quiere que lo busque por medio de la oración constante, que lo obedezca y que siempre esté a Su lado. Buscando la presencia del Señor y leyendo Su palabra, nos mantendremos en comunicación con Él.
El Señor Jesucristo es el Entrenador por excelencia, Él tiene las herramientas y armas para equipar a Sus hijos, aquellos que se decidieron a obedecer y a ser constante en Su mandato.
Si obedecieres los mandamientos de Jehová tú Dios, Él te pondrá por cabeza, y no por cola. Enfócate en la Meta que es Cristo, no mires hacia atrás. Continúa corriendo la carrera.
Dios asignó un Carril especial para ti, donde lo correrás con obediencia, disciplina, dedicación y perseverancia. No te afane ni te pongas triste por el que llegó más lejos que tú, créele a Dios y persevera en Él, recuerdas que la carrera espiritual no es de velocidad, sino de perseverancia y resistencia.
Hermano te animo a que continúe corriendo, si las fuerzas se debilitan, clámale las fuerzas al Señor, Él te la dará. No te pare, levántate y sigue caminando en obediencia.
Si ha descuidado los talentos y destrezas que Dios te ha dado, es tiempo de volver a empezar, nunca es tarde.
El Señor te brinda otra oportunidad para que vuelvas a Él y a Sus negocios.
Él te promete que buscándolo a Él en obediencia te pondrás a caminar en las alturas y si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo” (Deuteronomio 28:1-3).
Señor Jesucristo, gracias por Tu amor y Tu misericordia. Una cosa sé que cuando estoy cansada Tú me levanta y me fortalece para ver un nuevo amanecer en ti.
Señor Tú eres mi Dios y mi Entrenador, el que pelea por mí en las batallas, el que guarda mi entrada y mi salida dirigiendo mis pasos para no tropezar. Ayúdame a utilizar Tus armas y Herramientas correctamente para desarrollar músculos espirituales y así ganar la Carrera.
Señor gracias por levantar atletas disciplinados y constantes. Te pido que Tú levantes una generación obediente, constante, disciplinada y fuerte en Ti. Señor, gracias porque cuando andamos en obediencia, Tú nos viste con ropa fina y nos lleva a posiciones altas.
Padre, gracias por tu amor y tus promesas donde nos dice que Tú pondrás a tus hijos por encima solamente, y no por debajo, porque somos cabeza y no cola. Amén y Amén, Aleluya!
Escrito el 15 de Julio de 2011
Escrito para www.ministeriosdesanidad.org
Bendiciones