Cuando confesamos lo que creemos nos llevará a ver por fe lo que estamos declarando por nuestros labios de acuerdo a los Propósitos Eternos que Dios tiene para nuestras vidas. El anhelo de Dios es que continuemos siempre sanos y libres de dolencias y de enfermedad. El Señor nuestro Sanador; Jehová Rafa, desea que nos agarremos de la fe, porque “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6 (RVR1960). Cuando creemos por fe sucede algo sobrenatural, esto solamente sucede cuando de corazón creemos, “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Esta bendición sobrenatural de sanidad y liberación también se logra cuando nos rendimos ante el Padre Celestial en espíritu y en verdad. Hay que perdonar para recibir una completa sanidad, el perdón sana, liberta y rompe cadenas. “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” (Marcos 11:23-25) (RVR1960).
Marcos 5:25-34 nos habla acerca de la mujer del flujo de sangre y nos brinda con detalles todos los pasos por lo cual esta mujer enferma atravesó en su vida. Esta mujer tenía una emergencia, ella estaba necesitando un toque del Señor ya que los médicos no pudieron hacer nada por ella. Una de las cualidades de esta mujer fue su fe, ella no se quedó encerrada en su casa a esperar morir, mas bien ella se levantó en busca de Jesús, su Sanador. Otras de las cualidades de la mujer del flujo de sangre, fue la declaración de fe, ella declaró por su boca que iba ser sanada diciendo: “Si tocare tan solamente Su Manto, seré salva” (versículo 28). Su fe la condujo a la sanidad porque al instante que tocó el Manto de Jesús, la hemorragia paró y todo su cuerpo recibió sanidad.
Déjame decirte una gran verdad, satanás es muerte, lo primero que el adversario pone en la mente de un ser humano especialmente cuando éste está enfermo, es muerte. Lo primero que le viene a uno en la mente es un mal reporte. Está de tu parte si te va a dejar convencer de las mentiras de satanás o va a creer por fe que Dios te va a sanar. Dios va a buscar todos los medios para que recibas tu sanidad. Dios es vida, y los que creen y tienen a Dios en su corazón, declaran palabras de vidas a sus cuerpos. Empieza a declarar palabras de vida a tu casa, a tu familia y a ti mismo en el nombre de Jesús. La mujer del flujo de sangre declaró su fe y la aplicó a su necesidad. Por fe, ella provocó el poder de sanidad a su cuerpo al declarar palabras de vida, porque al instante en que tocó a Jesús, el poder y la manifestación sobrenatural de Dios entraron en ella porque así ella lo pidió por fe al Señor.
Ahí donde te encuentras, no sé cuál es tu necesidad pero Dios por Su Poder de Omnisciencia, que lo sabe todo, conoces muy bien lo que te está pasando. Hoy el Señor te exhorta a que te agarre de esa fe que mueve montañas. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1 (RVR1960). Y ahora vamos a esperar con certeza y convicción el milagro sobrenatural de Dios a nuestras vidas, y esto solamente se logra creyendo en Él. Si cree, ya ha recibido tu sanidad en el nombre de Jesús.
La mujer del flujo de sangre no solamente recibió sanidad, ella también recibió liberación de todos sus temores. El temor opaca la fe, el temor brinda dudas y anula completamente la fe. Las Escrituras declara que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). Una persona sin fe no cree, ni mucho menos tiene en donde apoyarse. Una persona sin fe, sus oraciones llegan al vacío. Hoy llénate de fe, pídele al Señor que te aumente la fe, Él te la dará porque te ama y desea tu sanidad. Declara en el nombre de Jesús que ya estas sanada(o) y dale la gloria y honra a Él.
Habacuc 2:4 dice que “el justo por su fe vivirá”.
Hoy te invito a buscar de Dios y llenarte de Su fe.
Oración de salvación
Señor Jesús, vengo a Ti así como soy; una pecadora (o) me arrepiento de todos mis pecados, límpiame de toda maldad. Reconozco que eres el Hijo de Dios y que moriste por mí. Gracias por el sacrificio en la Cruz del Calvario. Señor hoy me entrego a ti y pongo todas mis esperanzas en ti. Entra a mi corazón, te acepto como mi Señor y Salvador a mi vida. Escribe mi nombre en el Libro de la Vida, en el nombre de Jesús. Amén. Padre gracias por sanarme y salvarme. ¡Te amo Señor!
Si decidiste convertirte en un cristiano en el día de hoy, bienvenido a la familia de Dios. Ahora, como una forma de crecer más cerca de Él. Comparte tu experiencia con otras personas de tu nueva fe en Cristo. Bautízate como lo ordenó Cristo. Pasa tiempo con Dios cada día, simplemente desarrolla el hábito diario de orar y leer Su Palabra. Pídele a Dios que incremente tu fe y te de comprensión de Su palabra; aplícala en tu diario vivir. Encuentra una iglesia local en la que puedas adorar a Dios.
“JEHOVÁ DIOS MÍO, A TI CLAMÉ, Y ME SANASTE” (Salmos 30:2 (RVR1960).
!Gracias Padre!
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