Dios es Fiel y Justo. Él es el Único Juez que hace Justicia, Dios nos hará justicia, porque depositamos nuestra confianza en Él. Dios es nuestro Escudo y fortaleza, nuestro pronto Auxilio en la tripulación. Él es nuestro sostén y bajo Su Cobertura estamos seguros. El Salmos 3:1-8 nos habla acerca de cómo David se refugiaba en la oración especialmente cuando sus enemigos se aumentaban. David experimentó un sentimiento de intranquilidad al ver que su pueblo se volvió contra él. Muchos israelitas se unieron a la revuelta de Absalón el hijo de David para ir en contra de David (hasta el hijo de David se reveló contra él). Aun en medio de su persecución, David se humilló ante Dios y se mantuvo confiado en Su Salvador. Esa comunión constante que David tenía con Dios es la misma comunión que todos debemos hacer cada día. Estamos viviendo en un mundo muy violento y es necesario cubrirnos bajo la cobertura de Dios en espíritu y en verdad y clamar a Dios como lo hacia David de esta manera: Salmos 3:1-8 (RVR1960)
!!Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Selah
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. Selah
Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente,
que pusieren sitio contra mí. Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos quebrantaste. La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah Salmos 3:1-8 (RVR1960)
Oremos: Padre Eterno, Dios misericordioso, te doy gracias por librarme de mis enemigos. Aunque un ejercito acampe contra me, no temerá mi corazón, yo estaré confiado en ti oh Dios. “Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos” Salmos 25:1). Señor mi confianza ha sido Tú, no me desampare, ni permitas que caiga en vergüenza. Ninguna arma forjada contra mi próspera. Gracias por librarme de mis enemigos. Gracias Señor por guardar mis pasos y librarme del mal. Gracias por ser mi Protección Divina. Gracias Dios mío, porque al final de un largo día, puedo ver tu Mano cubriéndome. Gracias Padre Eterno por levanta mi cabeza. Gracias Señor por tu paz, gracias porque me acosté y dormí, y desperté en tu paz porque Tú oh Dios me sustentaba. Gracias por ser Fiel y Justo conmigo. Creo por fe y recibo por fe todo esto en el poderoso Nombre de tu Hijo Jesús, Amén.
www.ministeriosdesanidad.org