“Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes” (Filipenses 4:4-9).
“Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a Ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre” (Salmos 30:11-12).
Padre Celestial, Tú que mora en las alturas, Tú que eres tres veces Santo, recibe la gloria la honra y el honor por los siglos de los siglos. Gracias Dios Padre, Gracias Dios Hijo; y gracia Dios Espíritu Santo. Señor Jesucristo, te doy las gracias por todos los beneficios que Tú oh Dios ha realizado en mi vida, no porque lo merezca; sino por Tu misericordia. Gracias Señor porque Tú siempre llega a tiempo, nunca estoy sola.
Tú conoce cuando estoy alegre como también cuando estoy triste. Tú Señor siempre me consuela en los momentos difíciles de mi vida. Señor, Tú me dice que no debo de temer en nada, y eso haré. Voy a confiar en Ti, creyendo por fe que Tú está al control de mi vida. Señor, Tú me dice que me alegre, y me regocije, eso haré. Señor, Tú me dice que ponga en práctica Tu palabra, eso estoy haciendo y lo haré para siempre.
Padre Celestial, Tú me dice que “No me inquiete por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Señor, gracias por la paz que ha depositado en mí. Te amo mi Dios y mi Señor. Señor Jesucristo, no hay nadie como Tú.
Señor me gozo de alegría, Tú ha cambiado mi lamento en baile por eso te alabo y te canto: “Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré, y alabaré tu Nombre eternamente y para siempre. Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inscrutable cada día te bendeciré y alabaré Tu Nombre, eternamente y para siempre” (Salmo 145:1-3). !Gracia Padre!
Escrito: El 21 de marzo del 2014
Bennie Flores