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              Cuando escudriñamos y reflexionamos en la Palabra de Dios y leemos la historia de David podemos sentir y ver la misericordia que Dios le tuvo al salmista. La misericordia de Dios nos brida la certeza de decir que tenemos esperanza en el Pacto  con Su pueblo. El salmista reconoció que anduvo mal pero se humilló ante Dios y  en sus Salmos, nos exhorta a bendecir al Señor en espíritu y en verdad. Si leemos Salmos 102 podemos notar la necesidad en que se encontraba David diciendo: “Oh SEÑOR, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor. No escondas de mí tu Rostro en el día de mi angustia; inclina hacia mí tu oído; el día en que te invoco, respóndeme pronto”.

            Muchas veces pensamos que el Señor no atiende a nuestras peticiones. El Señor atendió las peticiones de David, si lo hiso con David, también lo puede hacer contigo.
Aun con todas sus faltas, errores y pecados, David aprendió del Señor. Él fue manso y humilde de corazón a tal grado que Dios lo halló conforme a Su corazón. “He hallado a David, varón conforme a mi corazón” (Hch.13:22). 

           Mi pregunta es y quiero que meditemos en ella: ¿Qué cualidades tuvo David para llegar a ser calificado un hombre conforme al corazón de Dios?

             Hay tantas respuestas pero si leemos el principio de David y cómo fue escogido por Dios para heredar Sus bendiciones, podemos sentir que el Señor nuestro Dios tenía en plan y propósito con David aun con todos sus errores.

       La cualidad de David era que él fue un hombre humilde y se daba cuenta cuando andaba mal ante Dios. Si leemos la Palabra de Dios podemos notar que David tenía una cualidad inmensa e innata para adorar a Dios. Y no solamente eso, en sus Salmos, podemos ver su rendición, su humillación y el deseo de parecerse cada día a Dios. En verdad, cuando leemos los Salmos de David solo surgen refrigerios de paz, alientos, liberación, arrepentimiento y gritos de victoria. Los Salmos de David inspirado por el Espíritu Santo de Dios, son también consuelo para el alma. ¿Cuántos de nosotros nos hemos confortados por la Palabra de Dios y al leer los Salmos nos llenamos de paz y de regocijos?

       El Salmo 103 como anteriormente mencioné es una respuesta al Salmo 102 que David en momentos de angustia clamó a Dios por una respuesta. Podemos notar que en el salmo 102, el alma de David se encontraba en desesperación pero al leer Salmo 103 podemos notar que Dios por Su misericordia le brindó paz al salmista.

       Me he encontrado con personas que critican a David por la razón de su pecado y mi pregunta es: ¿Quién eres tú para juzgar?

        Porque “si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).

       El problema es que muchos andan con un manto de santidad, pero por dentro están cargados de oscuridad. Dios no puede ser burlado. Hay que reconocer las áreas donde debemos trabajar y pedirle a Jehová que las cambie en el nombre de Jesús para así poder avanzar en la carrera de la fe.

      David reconoció que anduvo mal y dijo: ”Pequé contra Jehová, pequé contra Jehová” (2 Sam.12). Cuando David reconoció su pecado él clamó a Dios en oración dejando su corazón arrepentido enmarcado en el Salmo 51 y nos dijo: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio”.

      Si el Señor redimió los pecados de David, mis pecados, Él también lo hará contigo. Recuerdas que al Señor le agrada la sinceridad, un corazón dispuesto a reconocer sus errores y pecados y una confesión de arrepentimiento desde lo más profundo del corazón como lo hiso David.

     Quizás te encuentras angustiado y sin salida como se encontró el rey David pero hoy el Señor nuestro Dios te dice…. Por la noche durará el lloro, pero a la mañana vendrá la alegría” (Salmos 30:5).

      La alegría de David lo inspiró a darle las gracias a Dios por Su perdón y por Su misericordia y dijo: Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su Santo Nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de Sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.  Amén. Salmos 51:1-5

          Padre Celestial en estos momentos vengo ante Tu presencia para adorarte y decirte que sin Ti nada soy. Me rindo ante Ti. Perdóname y  Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.  Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.  Contra Ti, contra Ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio” Amén. (Salmos 51:1-5

Escrito el 17 de Julio del año 2014


Autora del libro “Venciendo los Miedos por fe: Corre para ganar”, está disponible en Amazon Kindle Edition | https://amzn.to/3Mz5Ztw

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