Dios tiene Propósitos Eternos para ti y para mí, para tus hijos y los míos, como también, para nuestras familias. Todo lo que Dios hace lo hace para bien especialmente para Su pueblo. Aun cuando las cosas a nuestro alrededor no tengan sentido, en cada situación, hay un Propósito. Dios tenía un Propósito para Moisés, él fue elegido por Dios para llevar a Su pueblo a la tierra prometida. Los israelitas estaban pasando un proceso de esclavitud para luego ir al desierto y Dios ya tenía a un líder para conducirlo. Y le dijo Dios a Moisés:
“No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de Mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a Mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que Yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros” (Éxodo 3:5-14, RV60).
Hay situaciones donde todos en algún momento de nuestras vidas hemos pasado por el desierto de escasez, depresión, soledad, falta de empleo, tribulación, problema familiar o del matrimonio, como también; un sinfín de situaciones que el Único que puede resolver la situación es Dios.
En cada situación tenemos que dejar a Dios pelear nuestras batallas, Él nunca a perdido una batalla. La buena noticia y la paz que se desprende en cada situación es que…” sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su Propósito son llamados. Romanos 8:28
Si usted está atravesando por un desierto y piensa que estás solo/a, déjame decirte: Confía en Dios y en Su Palabra y verás a Dios caminar contigo, verá la gloria de Dios en tu desierto como lo hiso con los israelitas.
“El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios” (Isaías 35, 1 – 6).
Oración
Amantísimo Padre de amor y de misericordia, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob; el GRAN YO SOY. En esta hora me presento ante Ti para darte la Honra y el honor por siempre. Gracias, padre mío, y Dios mío por ayudarme en mi desierto, gracias porque en mi desierto nunca me desamparaste y nunca me dejaste solo/a. Gracias por cambiar mi lamento en baile. Gracias porque en mi desierto aprendí a buscarte en espíritu y en verdad. Gracias Dios mío por cambiar mi desierto en alegría y bienestar. Cuando mi desierto se veía árido y vacío, llegaste Tú oh Dios para fortalecerme, sanarme y restaurarme. Gracias Padre Eterno por revestirme con tu paz y tu amor. Te amo mi Señor Jesús.