La calumnia y chismes son demonios que divide amistades y familias. Las personas chismosas y calumniadoras y que se dedican a murmurar y hacer falsas acusaciones, si no se arrepienten, tendrán sus propios juicios ante el Trono Celestial. La palabra del Señor es verdadera, cuando dice “que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado (Mateo 12:36-37). Y “Al que solapadamente infama a su prójimo, Yo lo destruiré; no sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso” (Salmos 101:5 (RVR1960).
El chismoso con su lengua destruye las vidas de las personas. Una persona chismosa es aquella que está cargada de demonios y trata de agradar a otros llevando y trayendo noticias por lo general malas. Por lo general, busca el placer de ser escuchado hablando negativamente de los demás y nunca de ellos. El chisme y las calumnias van agarrados de las manos. Chismear es hablar mal y divulgar rumores que le corresponden a otros. Calumniar es deshonrar y desacreditar con odio y malicia a una persona de manera escrita o verbalmente). Chismear y levantar calumnia es obras y representación del mismísimo Satanás. Cuando nosotros calumniamos a los demás, estamos siendo copartícipes y dejándonos usar por Satanás. Efesios 4:31 dice, “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Las gentes calumniadoras que se deleitan y entretienen con los chismes y críticas negativas de los demás buscan a los chismosos porque saben que algunas noticias tienen. Presta atención, si tú te entretienes y te deleitas con los comentarios que los chismosos y calumniadores hablan, también te convierte a un chismoso y a un calumniador. Cada vez que un chismoso y un calumniador derrama veneno hablando mal de otras personas, brindan maldiciones de muertes a sus propias vidas. De manera que, “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos (Proverbios18: 20-21). “Las palabras del chismoso parecen blandas, y descienden hasta lo íntimo del vientre. (Proverbios 18:8). “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mt 12:34.)
Hay personas que se las pasan sembrando discordia y en sus cosechas crean divisiones mediante el uso de sus lenguas. El Salmista y adorador Estanislao Marino, en unas de sus alabanzas proféticas nos habla que, “En estos tiempos finales un demonio de calumnia se está moviendo”. En la alabanza, él le pide a Dios que frene su lengua y lo libre de ese mal” (“Algo Grande Viene a la Tierra” por Estanislao Marino). Señor, hoy te pido que cuide mi lengua y líbrame de ese mal.
El Señor tiene juicios para todo aquel que se dedica a hablar mal de los demás y nos dice: … “que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5 (RVR1960).
“Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis” (Corintios 5:11 (RVR1960).
Oremos: Señor te pido que guarde mi corazón y mi boca para no pecar contra ti. Señor, líbrame de calumniar a los demás. Padre mío y Dios mío, frena mi lengua y líbrame de ese mal. Que mis palabras sean siempre de bendición y agradable al oyente. Amén.
Escrito por: Bv. Flores
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