El Trono de la Gracia de Dios.
En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. (Marcos 8:2-3 (RVR1960)
La palabra compasión en griego significa “ser movido en las entrañas de uno”, “compasión”, “misericordia”. Jesús tiene misericordia del estado de la humanidad. El Padre Celestial es rico en misericordia, por Su gran amor hacia nosotros, nos dio vida con Cristo aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! (Efesios 2:4-5).
En el tiempo que estamos viviendo, se puede decir que a muchos se les ha olvidado ser misericordioso con los demás. La Palabra de Dios nos habla acerca de la falta de amor y misericordia en que estamos viviendo y nos los explica en Mateo 24:10-12 diciendo: “por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”. La misericordia de Dios hacia nosotros no se termina ahí. No todo está acabado, aunque el odio y la maldad este consumiendo al hombre, todavía hay esperanza para alcanzar el amor de Dios.
El anhelo de Dios es que todos nos acerquemos confiadamente al Trono de la Gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. Cuando nos acercamos al Trono de la Gracia de Dios, el odio y la maldad se tiene que esfumar e irse hacia al abismo y sin retorno. El Trono de la Gracia de Dios nos restaura, nos limpia y nos hace nueva criatura.
En la presencia de Dios, el camino de la maldad y el odio no existe. Dios es quien dirige nuestros pasos para no caer en la maldad. Su amor nos acompaña a no caer, aunque la humanidad ande corrompida y envuelta en el odio y la maldad. No todo está acabado, todavía hay un remanente que anda por el Camino de la compasión y el amor de Dios.
En este día, te invito a caminar en el amor y compasión del Señor. Su amor y misericordia es el timón de tu existencia. Déjate guiar por la misericordia de Dios y sobretodo de Su compasión. Aunque el odio se aumente, recuerdas que no estamos solos. Tú y yo no estamos huérfanos, tenemos un Padre Celestial que escudriña el corazón. Él conoce el corazón de Sus hijos. En los tiempos de Noé la humanidad estaba perdida, pero Dios que escudriña el corazón encontró limpio el corazón de Noé y su familia librándolos del gran diluvio. No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos si no desmayamos” (Gálatas 6:9).
Señor, Tu Palabra nos habla acerca de guardar el corazón, te pedimos que nos de sabiduría para escoger lo bueno y desechar lo malo. Que nada corrompido perturbe mi corazón. Que el odio y la maldad nunca entre a mi corazón. Mantenme vigilante para guardar mi corazón de toda asechanza de odio y maldad. Llena mi corazón con tus dichos para no pecar contra ti Señor. Hoy quiero imitarte, ayúdame a ser compasivo con los demás. Amén. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Proverbios 4:23
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