A un corazón contrito y humillado, Dios lo escucha y atiende a sus necesidades.
Regresa y dile a Ezequías, príncipe de mi pueblo, que Yo, el Señor, Dios de su antepasado David, he dicho: He escuchado tu oración, y he visto tus lágrimas. Te voy a devolver la salud, y dentro de tres días vas a ir a mi templo (2 Reyes 20:5).
Aunque te han llamado ‘la despreciada’, y aunque dicen: ‘Ésta es Sión, de la que nadie se acuerda’, yo te devolveré la salud y sanaré tus heridas (Jr 30:17).
El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia (Salmos 103:3-4).
Gracias Padre Eterno, gracias Hijo; y gracias Espiritu Santo. Gracias porque Eres el Dios Sanador.
Oremos: Gracias Señor porque tienes el poder para perdonar, sanar y salvar. Tú Eres un Dios Perdonador, Sanador y Misericordioso; Tú “reanima a los descorazonados, y sana sus heridas” (Salmos 147:3).
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¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Romanos 8:31 (RVR1960)
Jesús esta para intervenir por nosotros como Abogado ante...