Somos responsables de escoger el terreno y de sembrar la semilla de fe por medio de nuestros testimonios. La calidad del terreno es lo que determina la dimensión o la anchura de la cosecha. Este acto de fe se logra cuando andamos dispuestos y en la obediencia de Dios. El Espíritu Santo de Dios es quien nos guiará a realizar la obra.
El Padre Celestial nos mostrará siempre el camino o el terreno en donde debemos sembrar. No te desanimes si el terreno es árido y seco, Dios se hará cargo para que el terreno cobre vida por medio de Su Palabra.
Cuando mi familia y yo recibimos orden militar para Lawton Oklahoma, no teníamos lugar para vivir puesto que la lista de espera en la base militar estaba saturada. La fuerza armada nos dio escoge para alquilar una casa fuera de la base y ellos pagaban la renta, son opciones que se les ofrecen a los soldados y familias.
Gracias a Dios llegamos en tiempo de verano y nos dio tiempo para salir a buscar casas. Mi familia y yo nos cansamos de buscar la casa ideal para nosotros y no la encontramos. Dentro de la frustración, hable con Dios para que nos dirija en ese árido lugar. Al otro día, teníamos cita con una persona de bienes raíces, ella nos enseñó tantas casas y ningunas eran. Ya mi familia estaba cansada pero mi corazón ya tenía paz porque yo sabía que Dios tenía preparado el terreno y el lugar donde íbamos a vivir. De momento la señora de bienes raíces nos dijo: “existe una nueva urbanización que acaba de abrirse, se encuentra un poco fuera de la ciudad y solo han construido tres casas, ¿quieren verlas? Nosotros enseguida dijimos que sí. Cuando llegamos al lugar, todo estaba árido y se podía decir que era un monte donde nadie quería vivir.
Las gentes iban a ver las casas y se quejaban porque el lugar era nada atractivo. La señora nos mostró la casa y al instante que la vimos, mi esposo me dijo: “esta es”. Yo solo lo miré y me sonreí. Esa noche, tuve un sueño donde me encontraba en la casa, en el sueño, vi que la casa estaba llena de luz, pero esa luz era diferente a la luz que todos conocemos, era una luz brillante y resplandeciente que nunca había visto en la tierra. El Señor camina por caminos misteriosos puesto que nosotros andábamos buscando una casa para alquilarla, pero Él nos dio la oportunidad de comprarla. ¡Gloria a Dios!
Todo es al tiempo de Dios, Él permitió que sembremos la semilla en un terreno árido donde nadie quería vivir. Dios es un Dios Omnisciente, que lo sabe todo, actualmente, lo que era feo y árido, se ha convertido en una elegante urbanización. El Señor es el que nos abre el camino para que pasemos, solo debemos confiar plenamente en lo que Él nos ha prometido por medio de Su Palabra. “Mira, Jehová tu Dios ha puesto la tierra delante de ti; sube y poséela, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes”.
Esta corta reflexión también se aplica en la vida de nosotros y nuestros testimonios hacia los demás. No te desanimes si el terreno (corazón de la persona) es árido y seco, Dios se hará cargo para que el terreno cobre vida por medio de Su Palabra. Sembremos la Palabra de Dios en cada terreno que Él nos envíe y al sembrarla, hagámoslo con amor. Si sembramos amor, vamos a cosechar amor, pero si sembramos contiendas cosecharemos contiendas. Sembremos nuestra semilla de fe con amor perseverancia y mansedumbre, que al tiempo de la cosecha vamos a recibir nuestra recompensa.
Padre Eterno, Dios Todopoderoso, enséñanos a sembrar Tu palabra con amor.